LA MANIGUA

Activismo equivocado

¿Dónde han ido a parar nuestras frases, citas, textos, cartas, pedidos, marchas, videos, fotos e intervenciones públicas? ¿dónde está el verdadero despertar de las conciencias fuera de la pantalla?

OPINIÓN

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María Ghersi / La Manigua / Opinión El Heraldo de México
María Ghersi / La Manigua / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Cuántas guerras hemos iniciado sin pelearlas, sin terminarlas, sin argumentarlas. Las iniciamos por un profundo dolor, un sentimiento de empatía o una necesidad de pertenecer a un todo que a veces es nada. Cuántos argumentos hemos podido dar cuando nos preguntan a qué le dedicamos tantas horas en redes y en grupos de trabajo y nos damos cuenta que hemos perdido la capacidad elemental de definirlo y plantearlo. No nos pasa siempre, pero esta década marcada por el Covid-19 y el aumento del uso de dispositivos móviles para crear contenidos nos ha movido a enunciados absurdos muy faltos de información y se nos ha conmovido tan solo con imágenes, rabias que no son nuestras y emociones de poca duración, además, solemos revisar muy poco nuestra historia y la de las demás partes del mundo.

Cuesta ser auténticos, la vanidad y el ego de participar en todo nos conduce por caminos, que, en algunos casos, creemos congruentes, pero llevar la queja, la opinión y la protesta a las razones y a las explicaciones que los seguidores merecen y los que se inician en este “movimiento” tras la pantalla, merecería argumentos realmente poderosos. Así se ven algunas demandas del activismo actual en todo el mundo, como una batalla sin iniciar, sin conocer al contrincante real, un gran cúmulo de gritos y aplausos que no sabemos encauzar, una moda a veces, un extremo y otro, profundo rápido y a veces vacío que no lleva a ninguna parte.  

¿Dónde han ido a parar nuestras frases, citas, textos, cartas, pedidos, marchas, videos, fotos e intervenciones públicas? ¿dónde está el verdadero despertar de las conciencias fuera de la pantalla?, ¿cómo es que los textos de historia, los ensayos, las investigaciones y los datos no son consultados? ¿wake up?, ¿cuándo se volvió un discurso tan simple y tan básico como para no congregar a los verdaderos afectados de las injusticias y la falta profunda de derechos solo para ser apoyados en la “app” más rápida de nuestros teléfonos? Hay grandes trabajos de investigación que lo explican, nos hemos concentrado en lo individual, en lo inmediato, en lo práctico y en una mediocridad que solo ha hecho crecer a los medios, sus anunciantes y ha hecho disminuir la capacidad de observar y cuestionarnos sobre los temas que realmente nos interesan. El ruido se apoya en más ruido, los planteamientos no llevan propuestas, todo está mal o bien, los matices se han esfumado y nos quedamos con los titulares de todo aquello que podría ser una gran conversación sobre todo para los jóvenes y el futuro.

Así, hemos usado muchas veces las plataformas equivocadas. ¿Cómo es que nos parece lógico apoyar a un grupo de estudiantes que destrozan obras de arte de artistas que murieron hace más de cien años en razón de una demanda actual? ¿Qué culpa tienen los creadores? Ni siquiera recuerdo por qué protestaban, solo vi el destrozo de las obras, la protesta evidentemente equivocó todos sus esfuerzos y estrategias. Hace unas semanas, una mujer realmente bella y radiante compitió en el Miss Universo sin cumplir con los preceptos del mandato estético universal. Prestó su imagen para hacernos notar algo muy valioso sobre el amor y al respeto a todos los cuerpos, pero se presentó en un certamen que debe ser disuelto y penado por comerciar con los mismos. Es inadmisible que en el S.XXI cualquier mujer vaya a competir por los centímetros y los kilos que erigen su cuerpo. El apoyo a Milei en Argentina impactó al mundo, millones de jóvenes fueron movidos por un radicalismo que enunciaba el fin del kirchnerismo o peronismo, era obvio que el discurso de los jóvenes debió centrarse en la desesperación por la hiper inflación, que  impactaría su futuro inmediato, pero los argumentos fueron casi todos culturales y políticos, una nada en una guerra que se ganó por hartazgo y no por razones sociales reales. Se elige lo radical sobre lo más radical en una especie de revancha de bandos, pero no de razones. Sin ir más lejos, vimos en esta década, marchas de anti marchistas en autos, carpas para acampar frente a palacios de gobierno sin ciudadanos dentro, movimientos en defensa de los pelirrojos, la marcha por un árbol en una calle de CDMX, mujeres embravecidas defendiendo el ”Día del Hombre”, motorizados disparando al aire en señal de protesta por hambre en Venezuela acosando supermercados, empresarios reunidos en plazas protestando por el derecho a no usar cubre bocas en medio de la pandemia porque afectaría sus ingresos mensuales, animalistas con artículos de cuero fotografiados en protestas por la eliminación de la tauromaquia. Marchas, spots, videos y fotos en contra de los palestinos, nos muestran una ceguera histórica sin precedentes que al ejercer la libertad de expresión sin expresiones específicas matan una parte de la realidad que nos vuelve todo muy confuso. Navegar en todo es como hacerlo en ninguna parte.

A veces la inmensa soledad del ser humano lo hace habitar propuestas que desconocen y que más que crear un mundo más amable y empático, recalca un mundo perdido, un mundo sin alma, esperando ser fotografiado y pertenecido a la rabia, a la queja sin motivos y a una inquisición que se figura a aquel ciclíco retorno a siglos oscuros donde la “moral” era lo que hacía matarse unos a otros sin más razones que las de ganar.

POR MARÍA CECILIA GHERSI PICÓN. 
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