DES... PROPÓSITOS

Argentina: Opción difícil

Hoy se lleva a cabo la segunda vuelta para elegir al próximo presidente de Argentina

OPINIÓN

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Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de México
Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hoy se lleva a cabo la segunda vuelta para elegir al próximo presidente de Argentina. La contienda es entre el opositor populista de ultraderecha, Javier Milei, un economista de 53 años del partido La Libertad Avanza y el oficialista del partido peronista Unión por la Patria, el abogado Sergio Massa, de 51, con propuestas de gobierno diametralmente distintas, pero ninguna alternativas claras para resolver el estancamiento económico y los altísimos niveles de corrupción en ese país.

El electorado argentino, como ya ha sucedido en otros países latinoamericanos, no sabe hacia dónde ir. Los votantes se encuentran en un laberinto político: ninguno de los candidatos presenta propuestas sensatas que permitan avizorar una mejoría de las condiciones en que vive Argentina.

Milei propone un cambio político diametral para el país con una economía de corte liberal que elimine, hasta donde sea posible, la intervención del Estado, un recorte significativo al gasto público, una reforma para reducir impuestos, un recorte a los fondos destinados a jubilaciones y pensiones, una reducción del número de ministerios y una reducción paulatina de los programas de beneficio social, para concluir con una serie de reformas a los sistemas de salud, educación y seguridad, y más inquietante aún, la liquidación del banco central, asumiendo al dólar norteamericano como moneda de curso legal, como una medida para eliminar la creciente inflación que se registra actualmente en el país.

Dentro de sus extravagancias políticas, Milei ha llegado a declarar que cancelará las operaciones de comercio exterior con Brasil- su principal socio comercial-, y China, por considerarlos países comunistas que no respetan la libertad individual y la paz.  En otro de sus deslices, se atrevió a decir que el actual Papa Francisco, uno de los personajes más importantes en la historia de Argentina ¡es el representante del maligno en la tierra!.

Después de 20 años de gobiernos populistas de corte kirchneriano, el candidato Massa, del partido oficial,  responsable del ministerio de economía y finanzas del gobierno actual y a quién se responsabiliza de una inflación anualizada de 140%, reservas negativas del Banco Central por 11.5 MMD y una deuda pública de 415 MMD, ofrece un programa gubernamental continuista con pequeñas variantes.

Se compromete al establecimiento de un “acuerdo nacional” enfocado al aumento de las exportaciones, la creación de empleos mejor remunerados y la simplificación tributaria, además de continuar con la política asistencialista de prebendas y subsidios a medicinas, transporte, combustibles, etc.

Los argentinos se encuentran pasmados. Por una parte, tienen a un candidato con ideas muy disparadas y extravagantes en las que muchos no confían, y, por la otra, a un “más de lo mismo” que presenta un programa político poco innovativo en el que no se vislumbran nuevas propuestas para bien de Argentina.

Lo peligroso en estos casos, es que ante el hartazgo de la población por partidos políticos anquilosados y malos gobernantes en el poder, los electores se inclinen por aquello, que aunque sea desconocido y, en ocasiones, hasta esotérico, brinda una nueva esperanza que bien podría transformarse en una debacle peor a la experimentada con gobiernos anteriores, como ya ha sucedido en Venezuela cuando la elección de Chávez, en el Perú con Pedro Pablo Kuczynski y posteriormente con Vizcarra y Pedro Castillo o en Brasil con Bolsonaro.

Es una pena que países con grandes potenciales de desarrollo como lo es en este caso Argentina y como lo ha sido en el pasado Venezuela o el Perú, por sólo mencionar algunos, se presenten  retrocesos en sus niveles de desarrollo por falta de dirigentes honestos, preparados para gobernar, que no busquen el poder por el poder o para hacerse ricos y famosos, sino que aspiren a él con un alto espíritu de patriotismo, nacionalismo y entrega al servicio de sus coterráneos. ¡Ojalá esto último sea lo que depare el destino para la Argentina!

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA POLÍTICO

MAAZ