APUNTES DE GUERRA

De candidaturas y cuotas

La irrupción de Samuel y MC y la declinación de Ebrard, parecerían muy a modo para la candidatura de Claudia

OPINIÓN

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Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de México
Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ha concluido la etapa interna de Morena para su selección de candidaturas para gubernaturas y la jefatura de gobierno de la CDMX. Más allá de algunas sorpresas, la constante ha sido el pragmatismo: candidatos y candidatas de lealtad probada al Presidente de la República, sin demasiados riesgos de controversias o rompimientos.

La sorpresa mayor fue, por supuesto, la de la CDMX, donde el claro favorito Omar García Harfuch tuvo que ceder su lugar a Clara Brugada, presumiblemente por el criterio de género dictado por el INE y ratificado por el TEPJF. La alta visibilidad de su precandidatura y el hecho de que su ventaja en las encuestas finales resultó ser muy amplia hicieron que la controversia en torno a las cuotas de paridad de género tomaran mayor relevancia en los medios.

No me quiero distraer demasiado en las especulaciones e interpretaciones acerca de por qué se le aplicó a él y no, por ejemplo, a Puebla o a Chiapas, porque creo que la respuesta es mucho más sencilla de a lo que apuntan las clarividencias de algunos: en la cuna política del movimiento del presidente López Obrador era mucho más arriesgado desdeñar a la militancia que a las siempre volátiles encuestas. Así de simple, así de contundente.

Morena y su virtual candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum, no parecen estar en el ánimo de las cuentas alegres ni de imaginar que la campaña será un día de campo: pese a la amplísima ventaja que lleva en la mayoría de los sondeos (apenas ayer, en estas páginas, una encuesta de Covarrubias le otorgaba 38(¡!) apabullantes puntos de ventaja sobre su rival, Xóchitl Gálvez), el sentido común indica que con el paso del tiempo la carrera se volverá más reñida, más competida.

La irrupción de Samuel García y Movimiento Ciudadano por un lado y la declinación de Marcelo Ebrard por el otro parecerían muy a modo para la candidatura de Sheinbaum, y el desorganizado arranque de Xóchitl en el Monumento a la Revolución no estuvo como para infundirle temor a Morena, pero lo cierto es que faltan seis meses y tres semanas de campañas y en política ese tiempo puede ser una eternidad.

El tema de las cuotas de género levantó mucho revuelo, en parte por su impacto en la CDMX, en parte porque le sirvió de pretexto a algunos hombres que no ganaron, pero sobre todo porque el concepto mismo de las cuotas para lograr la paridad genera muchas resistencias.

Hay argumentos serios, como el de si la aplicación del criterio de género desvirtúa la democracia, aunque tampoco es que las encuestas sean un ejercicio democrático. Hay también posturas deplorables, dignas del paleolítico, como las de quienes hablan, despectivamente, de la “caridad (sic) de género”, pero vale la pena abordar el asunto con seriedad y sin prejuicios.

Históricamente, las grandes disparidades (raciales, étnicas, de género) solamente se han reducido por mandato, por imposición desde arriba, que es lo que ahora ha hecho el INE. Nunca, jamás, las clases dominantes han cedido un milímetro de espacio sin que alguien les tuerza la mano, y el patriarcado no es la excepción.

Así que, en lo que a mi respecta, bienvenida la paridad.

POR GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

GGUERRA@GCYA.NET

@GABRIELGUERRAC

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