Es conocido en todo el mundo que las redes sociales han llegado a suplantar a gran parte de la televisión en la manera en que nos comunicamos, nos informamos o nos entrenemos. También en la forma de hacer campañas políticas, incluso hay autores que afirman que asimismo se modificó -a la política misma-.
A esto, el politólogo italiano Giovanni Sartori tenía un concepto: El Homo Videns. Aunque él no tuvo tiempo de vivir ni analizar los tiempos de rrss y se refería exclusivamente al espectáculo televisivo, radiofónico y de la prensa escrita que realizan los políticos para mantenerse en vigencia ante su electorado, destacando que lo que importa es cómo salgas -a cuadro-, más allá de lo que pasa en la realidad.
En la actualidad, además de las redes sociales digitales y los medios tradicionales (mismos que aún cuentan con influencia), debemos añadirle a la Inteligencia Artificial (IA). Ya en versiones iniciales, la IA tuvo una participación en la campaña presidencial de Donald Trump en 2016, cuando dio a conocer el contenido del correo electrónico de Hillary Clinton, esta investigación fue mediante el algoritmo avanzado.
En tiempos más recientes se viralizó el video de Biden en el cual supuestamente mandaría tropas a Ucrania, o bien, en nuestro país hace poco fue difundido un audio del Jefe de Gobierno, daba ciertas instrucciones en torno a los comicios locales de 2024. Ambas situaciones fueron realizadas con IA.
Apenas es el comienzo. Los gigantes en bolsa hoy son las empresas tecnológicas y estas están volcadas hacia la carrera de las mejoras y distribución masiva de la Inteligencia Artificial. Al tener a la mano estas herramientas, los políticos podrán reducir tiempos y costos en sus estrategias, desdobles y tácticos para las campañas electorales, también se podrá saber dónde y quiénes son los potenciales votantes.
¿Cómo podría saber esto la IA? La respuesta es sencilla, nosotros le damos toda la información a la Big Data a través de las redes sociales, mediante las propias publicaciones, así como con lo quiz, “juegos” de tu primer letra del apellido, signo zodiacal o la última cifra de tu fecha de nacimiento, etcétera. Hoy lo más preciado que tenemos los ciudadanos son nuestros datos personales y nuestra personalidad (todo lo vertido en redes).
Según estudiosos del tema como Yuval Noah Harari, Byung-Chul Han o Antoni Gutiérrez-Rubí, coinciden en que la democracia, como la conocemos hoy, no está preparada para la era digital si no se colocan algunos candados, pues el abuso de esta herramienta de vigilancia y manipulación podría hacer inviable a la democracia representativa y nos llevaría indudablemente a una dictadura informática. Puesto que, en el régimen que vivimos parte de su esencia es la incertidumbre en una contienda electoral, es decir saber (o creer saber) que nuestro voto cuenta para decidir quiénes van a gobernar, en la era de la IA esto no sucedería más.
El uso (y abuso) de las redes sociales y la IA para hacer campañas y para hacer política es algo que llegó para quedarse. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que los excesos del imperio de la conectividad e inmediatez inhiben la reflexión, el conocimiento de los ciclos históricos y políticos, además de éticos, nos llevarán a un vacío político solo llenado por eslóganes y marketing de aprobación inmediata. Coincido con los expertos citados en que sí debemos de hacer algo para “regular a las máquinas”, generar un uso responsable para cuidar la democracia y también a la política.
POR ADRIANA SARUR
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