MALOS MODOS

“Tuvimos suerte”

El presidente, esta vez, no fue un genio de la comunicación

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El presidente, esta vez, no fue un genio de la comunicación.

Un genio, si me permiten el cinismo, se pone una camisa arremangada y unos jeans para demostrar que se levantó de la cama en chinga, a fin de ir a arrimar el hombro y abrazar a su pueblo; llega en helicóptero militar porque no hay tiempo que perder; le da su botellita de agua a un niño; se fotografía con una pala en la mano, y lanza un mensaje de unidad patriótica y esperanza. O sea, capitaliza la tragedia y le da otro levantón a su imagen. Ya saben: Churchill en los bombardeos o Giulliani cuando las Torres Gemelas.

Al margen de la evidente incompetencia para responder al huracán en “los tres niveles de gobierno”, es decir, federal, estatal y municipal, nuestro presidente empezó por lanzarse en la mañanera del día siguiente, ooootra vez, contra Loret; se fue en jeep, para demostrar a saber qué, se quedó atorado en el lodo, con una sonrisa divertida que no combinaba muy bien con una ciudad de 800 mil habitantes reducida a escombros, y se regresó, sin llegar a Acapulco, en el mismo helicóptero en que no se quiso ir; arremetió contra los medios, pinches carroñeros, que tuvieron la osadía de reflejar la devastación del puerto y recordarnos que los gringos habían avisado un día antes de lo que se venía, y se sentó a ver cómo la Evelyn, cuando decidió aparecer, le organizó una porra no a los soldados y marinos que se fueron a ayudar a la ciudadanía, a los voluntarios que se fueron a repartir comida o a las víctimas, sino a él, mientras columnistas a modo y moneros se lanzaban a hablar de su sensibilidad para con los sufrientes y su popularidad con blindaje siete.

En fin, que el genio de la comunicación proyectó una imagen abrumadora –enésima vez– de indiferencia ante el dolor ajeno, obsesión con su imagen e incompetencia. ¿Sorprendente? No tanto. No, al menos, si se considera, en retrospectiva, que esa cadena de comparecencias desafortunadas fue el preámbulo a lo de hace un par de días: el “tuvimos suerte”, cuando celebró que no hubiera tanto difuntito.

En realidad, en lo de la suerte sí dio en el blanco. No en términos de comunicación, por Dios. Se entiende que un líder debe mandar un mensaje de tranquilidad y esperanza, un no todo está perdido, y que tuvo el cuidado de decir que todas las vidas importan y demás. Pero cuando se multiplican las imágenes de kilómetros de ruinas y los testimonios de personas sin comida y agua potable, obligadas a vivir en la calle, “tuvimos suerte” no es lo que diría un genio de la comunicación.

En lo que atinó es en que, en efecto, sin un aviso a tiempo, sin un guiño en la mañanera, sin un presidente ni una gobernadora en el lugar del horror, sin uniformados suficientes para contener la violencia, lo único que jugó en favor de los acapulqueños, y jugó muy poco, fue el azar. 

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR  

@JULIOPATAN09

MAAZ