Frente a lo que se vivió en Guerrero tras el paso del huracán Otis, vale la pena hacer una pausa.
Estos momentos suelen ser importantes para mostrar sensibilidad frente a una tragedia que le puede ocurrir a cualquiera.
No es momento de lucrar con el dolor ajeno para sacar algún tipo de beneficio político, menos, cuando hay cientos de miles de personas que lo perdieron todo. Otis ha sido considerado como el huracán más poderoso en golpear la región en los últimos 30 años.
El fenómeno sorprendió por la rapidez con la que se intensificó, en 12 horas pasó de ser una tormenta tropical a un huracán que alcanzó vientos de más de 250 kilómetros por hora. Lo anterior provocó que la población tuviese menos tiempo para prepararse para su llegada.
Nos toca ser conscientes, a pesar de que haya algunos que lo intenten, pues en estos momentos no se debe tratar de sacar raja política de la tragedia. El aprovechamiento político de una situación como la que vive Guerrero puede desviar la atención de las verdaderas necesidades de las víctimas y de las soluciones necesarias.
Además, la explotación de tragedias puede aumentar la división en una sociedad ya polarizada, ya que estos eventos se suelen utilizar para fomentar la confrontación y el enfrentamiento partidista en lugar de promover la unidad y la cooperación.
Ya lo estamos viviendo. Algunos políticos están capitalizando la desgracia de las personas para su propio beneficio. Utilizan el sufrimiento de las personas como trampolín para promover sus agendas personales, en lugar de priorizar el bienestar de los afectados, recurren al sensacionalismo en las redes sociales. Estos personajes también difunden información falsa, contribuyendo a la confusión y desinformación.
En cuanto a la necesidad de mejorar la cultura de prevención, es crucial que realicemos un análisis exhaustivo para evaluar la efectividad de nuestros mecanismos de reacción ante situaciones de catástrofe.
La prevención es fundamental para reducir el impacto de los desastres naturales. Actualmente se están siguiendo los protocolos establecidos para la gestión de emergencias.
Los esfuerzos se centran en tres áreas clave: brindar asistencia inmediata a quienes la necesitan, llevar a cabo un censo exhaustivo de los daños en cada vivienda afectada y desarrollar un plan de reconstrucción. Es fundamental que se realicen de manera coordinada y eficiente para garantizar una respuesta efectiva y apoyar a los damnificados.
La empatía y la colaboración son valores fundamentales en tiempos de crisis, y todos tenemos la responsabilidad de brindar apoyo a nuestros hermanos guerrerenses que están pasando por momentos difíciles.
Este es un llamado a hacer una pausa para apoyar a todos los habitantes afectados, juntos podemos superar esta adversidad y trabajar hacia la recuperación y la reconstrucción de las comunidades afectadas.
POR ARTURO ÁVILA ANAYA
@ARTUROAVILA_MX
EEZ