El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo denunció que un golpe de Estado se gesta en el país centroamericano, esto luego de que la Fiscalía General guatemalteca allanara por cuarta ocasión el Tribunal Supremo Electoral, esto con el objeto de incautar boletas electorales de la elección presidencial de junio pasado. El acto de la Fiscalía fue condenado por la titular del Tribunal Electoral al señalar que el ministerio público no tiene facultades electorales.
El allanamiento provocó una serie de manifestaciones públicas durante las primeras dos semanas de este mes, las que se hicieron presentes en 19 de los 22 departamentos de Guatemala. Ante ello el gobierno en funciones ha ordenado la movilización de policía antimotines para contener las protestas. Los manifestantes piden la renuncia de la Fiscal General Consuelo Porras y de Rafael Curruchiche, Fiscal Especial Contra la Impunidad.
Cabe recordar que Arévalo se presentó a la elección presidencial colocado en el octavo lugar de las preferencias, pero sorprendió al alcanzar los votos suficientes para pasar a la segunda vuelta donde derrotó a la oficialista Sandra Torres por el 58% contra 37% de los votos, respectivamente. Luego, la propia Fiscalía retiraría, en un controvertido fallo, la personalidad jurídica del Partido Movimiento Semilla, organización que fundó y llevó al poder al presidente electo.
Ante las manifestaciones, el presidente en turno, Alejandro Giammattei, solicitó al secretario general de la Organización de Estados Americanos su intervención para mediar en el conflicto, a lo que Luis Almagro contestó de manera afirmativa.
Por su parte La Corte Constitucional de Guatemala hizo un llamamiento solicitando a Giammattei, al Congreso de la República y a la Fiscal Porras, se preserve el régimen democrático en el país.
Toda esta crisis ocurre durante el periodo de transición entre el gobierno actual y el electo, que tomará posesión el 14 de enero de 2024. Si bien no se trata de un Golpe de Estado tradicional, en el que los militares toman el poder, parece que durante la transición se pretende asestar un golpe al presidente electo para que no asuma su mandato; algunos analistas guatemaltecos e internacionales sugieren que se trata de un contubernio entre el gobierno en funciones, la Fiscalía y poderes fácticos que estarían coludidos para evitar la toma de posesión de Arévalo.
Lo cierto es que, de manipularse las boletas electorales extraídas del Tribunal Supremo Electoral, se estaría violentando la voluntad popular, de confirmarse esa hipótesis es probable que la crisis política por la que atraviesa Guatemala se ahonde mucho más y derive en enfrentamientos más violentos entre la población civil y el gobierno en funciones. Ojalá no sea el caso.
POR ABELARDO RODRÍGUEZ
COLABORADOR
PAL