Por la facultad de derecho de la UNAM, transitaron gran parte de los juristas de este país. El alumnado de todas las escuelas, ya sean públicas o privadas, en dicha especialidad, han consultado, en alguna ocasión, al menos un libro de aquellas denominadas “vacas sagradas.”
Entre las eminencias existen, mujeres y hombres que le han dado renombre, a nivel nacional e internacional a la UNAM. Dentro de estas mentes excepcionales, quiero hablarles del Dr. Eduardo García Máynez, que público un libro, con el que comienza la gran aventura de nuestro semillero de abogados. Tiene por título; Introducción al Estudio del Derecho. En él mismo, se habla de lo que es la piedra angular de todo el camino jurídico que son: los Principios Generales del Derecho.
Los Principios antes señalados, son la base de cualquier sistema jurídico occidental actual, ya que se trata de los fundamentos racionales de toda legislación vigente.
Algunos datos interesantes sobre éstos es que no se encuentran escritos en ninguna ley, pero conforman el antecedente lógico, ético y de justicia que explican la creación, y el ejercicio, de la misma.
La función de los principios generales del derecho son el describir cómo funciona el sistema jurídico, tanto en los valores que lo sustentan, como en los aspectos técnicos. Se utilizan para crear nuevas normas o para tener un marco de referencia, cuando se requiera una interpretación de las normas vigentes.
Te hablo de los mismos debido a que resuelven, cualquier cuestión que no se haya considerado en una legislación, ya que son un puente para aplicar normatividad similar con que pueda suplirse la deficiente, con lo cual, nunca existe una laguna legal. Para entender mejor aquel concepto, otro gran abogado, Eduardo J. Couture, lo resume de esta forma, “… cuando estuviera en conflicto el derecho y la justicia, debería optarse por esta última…”.
Tal parece que los y las que hoy dirigen, ese gran patrimonio de pensamientos conjuntos, que es la UNAM, olvidaron aquellos principios; y están pecando con una omisión inaceptable, el dejar la justicia de lado; escudándose en una bandera de un vulgar, “Se hizo trampa pero, ya ni modo.”
El Sr. Rector Enrique Graue, no entendió, lo que el resto de la sociedad y muchos de sus abogados conocedores de legislación universitaria, sí. Qué, quien ocupa su lugar, debe hacerlo con carácter, conocimiento y entereza.
Por ello, ante el mensaje que rindió el día 20 de enero de 2023, la comunidad expectante esperaba que la poderosa Alma Mater, diera ejemplo de sapiencia.
Sorprendió aquella voz temblorosa, que sin temple señaló “… no me someteré a ningún tipo de presión.” Lamentablemente, la única presión se llama verdad, y ésta exige, actuar de forma correcta y veloz, ante la evidencia de un acto injusto, y eso, se puede, con apego a la norma, a la supletoriedad, al espíritu universitario y a los principios generales del derecho. Pero requiere que se atienda por las mejores mentes en el campo jurídico, a las cuales no se les ha escuchado, a pesar de que han dado consejo. La razón lógica, es contundente y no se enreda en falaces argumentos que exaltan la falta de tener, para poder hacer.
Al culminar el mensaje. Un ¡GOYA!, de quienes escucharon el discurso de forma presencial, careció, por primera vez, del espíritu Puma, ya que fue lejano, ausente y muy poco inspirador. Perder la confianza de millones de personas, es muy grave, pero afectar el presente y futuro de nuestra querida juventud, es sumamente innoble.
Fue tan absurda la evasiva de hacer lo correcto, que la tendencia de la charla macro cotidiana, se percató, abruptamente, y se hizo tendencia, una indignación generalizada, quienes llenos de impotencia rebasaron los límites del asombro, con comentarios, llenos de una lógica absoluta.
Estamos en el tiempo del absurdo, del ridículo y de la postverdad, que debemos llamar mentira.
Existen dos caminos decisorios: el ausentarse de la responsabilidad; o el asumirla con todo y consecuencias. El primero resulta más fácil; y en estos tiempos, de carencia de valores el más elegido, pero sólo las personas grandes, pasan a la historia con acciones excepcionalmente valientes.
Muchas personas tenemos una relación indisoluble, con esa gran institución a la que llamamos casa y de la que esperamos se recupere de estos tiempos obscuros.
POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
LSN