POLÍTICA Y DIPLOMACIA SOSTENIBLE

2023: año de definiciones

Para México, este será un año de definiciones, tanto en su política interna

OPINIÓN

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Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para México, este será un año de definiciones, tanto en su política interna, como en su ubicación en el escenario internacional. El rumbo del país en el mediano y largo plazo dependerá de las definiciones de este 2023.

La decisión que tomen hoy, 2 de enero, los ministros de la Suprema Corte de Justicia sobre quién de ellos ocupará su presidencia será definitiva para el futuro del Tribunal Supremo y el equilibrio entre los poderes de la Unión. Si los ministros se doblan a las presiones abiertas del Presidente de la República a favor de su candidata, será el fin de una Corte Suprema que actúe con un mínimo de independencia del poder ejecutivo. Un golpe muy severo para nuestra degradada democracia.

También durante el presente año los partidos políticos tendrán que definir a sus candidatos a la presidencia de la república y al Congreso para las elecciones de 2024. Hoy está claro que el Presidente está decidido a hacer todo lo posible, sin importarle mucho la legitimidad democrática, para tratar de conformar un nuevo régimen hegemónico en el país, similar al PRI del siglo pasado.

Su proyecto puede tener éxito, o verse frustrado, cuando anuncie su decisión sobre su candidata o candidato para las elecciones del año próximo. Dentro de MORENA habrá una corriente vencedora, y grupos derrotados. Se abrirá la interrogante sobre si ese movimiento se mantendrá unido, o surgirá una división entre sus filas.

Los partidos de oposición también tendrán que definir no sólo a sus posibles candidatos, sino el método con el que habrán de seleccionarlos, con acuerdos cupulares o en consulta abierta con la ciudadanía, y si habrán de competir juntos o en forma separada.

Este año sabremos si la oposición cuenta o no con líderes capaces de derrotar al candidato o candidata del partido oficial a la presidencia, y qué partido o coalición tiene más posibilidades de alcanzar mayoría en el Congreso del próximo sexenio. De las decisiones que tomen los partidos de oposición dependerá no sólo su futuro inmediato, sino los contornos de la competencia política en el país durante muchos años.

También habrá definiciones cruciales que afectarán nuestro peso y ubicación en el mundo. Este año sabremos si tenemos posibilidades reales de aprovechar la oportunidad histórica que para nosotros significa el distanciamiento estratégico entre China y Estados Unidos, que nos abre la posibilidad de atraer inversiones masivas hacia nuestro país (nearshoring), o nos contentaremos con recibir el mismo flujo de inversiones extranjeras de los últimos años. Sabremos si México será el gran ganador del reacomodo entre las superpotencias, o dejaremos que sean otros países asiáticos y latinoamericanos, como Viet Nam y Brasil, los ganadores.

Sabremos si el gobierno está decidido a seguir tomando posturas políticas y decisiones erróneas que desalientan nuevas inversiones, que disminuyen la certeza jurídica y crean desconfianza entre las empresas globales y los inversionistas, especialmente en materia energética y para la producción de alimentos, o está dispuesto a rectificar y sacar el máximo provecho de su pertenencia al Tratado México, Estados Unidos, Canadá (T-MEC).

La Cumbre presidencial de la próxima semana será reveladora de si continúan los desencuentros, o hay una decisión mexicana de resolverlos.

Veremos si por fin se ha entendido que nuestro país está ubicado en América del Norte, y que esa posición geográfica, y nuestra pertenencia al T-MEC, es nuestro mayor atractivo económico en el mundo, o bien seguiremos asumiendo posturas que debilitan nuestra posición en la región y a nivel global. También podremos ver si, por razones meramente ideológicas, el gobierno mantendrá cercanía con las dictaduras latinoamericanas, y actitudes abiertamente injerencistas en los asuntos internos de otros países, como en el caso de Perú.

En el ámbito latinoamericano nos enteraremos cuál será la política del gobierno frente al resurgimiento del liderazgo regional de Brasil, con Lula al frente. A diferencia de nuestro presidente, el mandatario brasileño es un estadista experimentado, respetado y reconocido a nivel global. Siempre ha conocido el enorme valor que representa una hábil diplomacia presidencial, insustituible en el siglo XXI. Desde luego, nunca ha despreciado las reuniones con sus pares a nivel latinoamericano, hemisférico, en el G20, o las Naciones Unidas.

Finalmente, hay dos temas que este año podrían convertirse en nuevas crisis, obligando al gobierno mexicano a tomar decisiones complicadas. Por una parte, están los flujos migratorios desordenados e irregulares, que tienen origen en México y varios países de la región, y como destino Estados Unidos. La decisión de la Suprema Corte de Estados Unidos de mantener la expulsión expedita de extranjeros con base al capítulo 42 de la ley de migración, puede traducirse en un aumento significativo de migrantes latinoamericanos en nuestra frontera norte, en situaciones de extrema vulnerabilidad.

Por otro, el creciente poderío que muestran las organizaciones criminales en nuestro país no pasa desapercibido a nivel internacional. La percepción de que el estado mexicano ha perdido el control en al menos una tercera parte de su territorio se agrava por la crisis del fentanilo en Estados Unidos, que en 2022 podría haber causado la muerte a más de 120 mil estadounidenses.

Ambos temas, migración y narcotráfico, serán abordados en los encuentros presidenciales de la próxima semana. Veremos si hay avances.

POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS

PROFESOR DEL TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@miguelrcabanas
miguel.ruizcabanas@tec.mx

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