MUJERES DE ACCIÓN

Violencia y depresión

El suicidio es una cuestión de salud pública y debe ser tratado como tal

OPINIÓN

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Laura Esquivel Torres / Mujeres de Acción / Opinión El Heraldo de México
Laura Esquivel Torres / Mujeres de Acción / Opinión El Heraldo de México Créditos: El Heraldo de México

La salud mental de Mariana, la cual había sido caracterizada por un cuadro depresivo de cuatro años, comenzó a mejorar cuando su ex pareja se fue a vivir fuera de México. Al salir del cuadro depresivo, Mariana entendió que los pensamientos negativos que tenía cuando convivía con su ex pareja no eran normales. A raíz de la situación, conductas de riesgo como el alcoholismo y el tabaquismo, aparecieron.

Hace poco, el INEGI reveló que las mujeres presentan un menor balance anímico a comparación de los hombres en cualquier grupo de edad. Entre la población adulta, los síntomas de depresión aumentan en las mujeres alcanzando el 19.5% del total. No solo son quienes más tristes o deprimidas se sienten, sino también reportan mayor cansancio o no vitalidad.

Las mujeres también alcanzan niveles más bajos de satisfacción con aspectos específicos como seguridad ciudadana, servicios públicos, la situación del país y su nivel de vida.

Las mujeres tenemos alrededor del doble de probabilidades de tener depresión a comparación de los hombres. Los cambios hormonales, la biología y los elementos hereditarios son algunos factores primordiales, pero no los únicos. Las circunstancias y experiencias de vida también son causas de depresión, y al vivir en un país caracterizado por los altos índices de violencia de género, vale la pena entender cómo estas situaciones inciden en el estado mental de las mujeres y hombres.

Los daños físicos y mentales producto de situaciones de violencia de género contra la mujer pueden producir depresión y ansiedad, alteraciones en la memoria, alimentación y estrés postraumático.

Hablando de la máxima expresión de la violencia de género, el feminicidio, una mujer con riesgo de feminicidio puede sufrir consecuencias de tres maneras: depresión, falta de energía, ansiedad, problemas de concentración y apetito; hipertensión con un aumento en el alcoholismo y tabaquismo y afectaciones en la salud de sus hijas o hijos.

Por otro lado, la tasa de suicidio es mayor entre hombres con 8.9 fallecimientos por cada 100 mil hombres. En el caso de las mujeres, es de 2 fallecimientos por cada 100 mil, a pesar de ser ellas quienes presentan mayores conductas suicidas, son quienes piden más ayuda. Nuestro sistema machista también afecta de manera diferenciada a los hombres, habiendo una relación entre las masculinidades y el suicidio, en donde el contexto cultural y social inciden de manera directa. Los roles de género y las masculinidades hegemónicas que refuerzan estos estereotipos son desafíos para la prevención de los suicidios entre hombres, especialmente porque desde pequeños se les enseña que no deben externar sus emociones.

El suicidio es una cuestión de salud pública y debe ser tratado como tal. Es importante entender que la disminución de los fallecimientos por autolesión no dependen de una voluntad individual, sino de un actuar institucional. La falla desde el gobierno que se ha dado en atender la violencia de género que afecta a hombres y mujeres nos orilla a este tipo de reflexiones. Este 13 de enero, Día Mundial de Lucha contra la Depresión, abordemos la conversación sin tabúes ni sesgos de género.

Laura Esquivel Torres

Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN