El contraste es notable. Mientras Marcelo Ebrard cierra una semana redonda, lejos de los problemas y acariciando el éxito, Claudia Sheinbaum termina una de las más complejas desde que llegó al gobierno de la Ciudad de México, tratando de sortear un momento de crisis y refugiada en la popularidad presidencial.
El canciller le sumó puntos al Presidente y su gobierno; la jefa de Gobierno debió ser cobijada en Palacio Nacional ante la andanada de señalamientos.
Mientras el secretario mantuvo un prudente bajo perfil frente a la visita del presidente de EU, Joe Biden y del Primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y dejó todo el reflector al Presidente, permitiendo que su trabajo hablara por él; la gobernante capitalina tuvo un forzado protagonismo, obligado por una tragedia que se ha vuelto cotidiana en la CDMX: la crisis en el Metro.
Mientras para el secretario la Cumbre de Líderes de América del Norte salió a pedir de boca, de principio a fin —del arribo de los invitados al AIFA, a las risas y apapachos en las imágenes de despedida—, para la jefa de Gobierno la semana comenzó con un accidente en el STC Metro (el tercero fatal en lo que va de su administración) que dejó una persona muerta y 106 heridas en la Línea 3 del Metro, mientras ella se encontraba fuera de la Ciudad, en Michoacán, a punto de impartir la conferencia “Políticas exitosas de gobierno”, que cayó por su propio peso.
Ebrard operó y dejó la mesa puesta para el éxito de la Cumbre, cuyos resultados fueron reconocidos por los gobiernos de EU y Canadá; Sheinbaum cerró la semana ayer en la mañanera pidiendo cobijo y reconociendo que su gobierno no ha sido de garantizar la seguridad a los usuarios del STC, por lo que ahora 6 mil elementos de la Guardia Nacional están a cargo.
La percepción en el círculo rojo, y la opinión publicada es que, mientras uno resuelve, la otra necesita ayuda para sortear las crisis que se le presentan. Y ante la opinión pública, mientras uno generó notas positivas, escenas y fotografías que abonan a la imagen presidencial, la otra debió acudir a ella para esquivar las críticas.
Ayer el Presidente podía seguir vendiendo el éxito de la Cumbre, junto a él estaba en la mañanera el Canciller, para ahondar en los logros de lo acordado y los pasos siguientes en la relación con nuestros vecinos y aliados. En cambio, la nota en la conferencia la dio Sheinbaum con el anuncio sobre la presencia de la GN en las estaciones del Metro. El Presidente la arropó y eso es un mensaje, claro, pero renunció a seguir hablando de un logro no menor en el plano regional.
Las diferencias resultan notables. La semana redonda de uno, es para la otra, una para el olvido.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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