Lo agitado de las agendas partidarias durante la última semana sólo es una muestra de lo intenso que resultará el proceso 2023. La unidad de las fuerzas partidarias, la forma y fondo de sus eventuales coaliciones, el uso estratégico del tiempo antes de que arranque la campaña legalmente y la incorporación de elementos externos, como la sucesión del 2024, representan algunos elementos que los liderazgos políticos mexiquenses deberán sortear en la búsqueda por la conducción de la entidad mexiquense.
¿Y esto por qué es un asunto de todes? La ciudadanía mexiquense no ha tenido campañas con contenido, con ideas, con mensajes que digan de manera clara y verosímil como el proyecto que cada fuerza política encabeza podría resolver los profundos y cotidianos problemas que han hecho del EdoMex el estado de los contrastes, el estado de las desigualdades, el estado de la violencia, el estado con más recursos del país y el que peor los redistribuye.
Los siguientes meses que forman parte del limbo legal en que existe una evidente promoción política alentada por la tibieza de la autoridad electoral, puede ser utilizado por los partidos políticos como una oportunidad de construcción de diálogo con la ciudadanía sobre el tipo de proyecto de gobierno que necesita la entidad más grande y compleja de México. Pero también existe el riesgo de que ese valioso tiempo sea el espacio de las denostaciones al interior de las organizaciones políticas, de los dimes y diretes e incluso de campañas de vacía propaganda, de una guerra insensata de encuestas que no son más que superchería mercadotécnica que a la ciudadanía no dice nada.
La primer parada es la tan discursada y frágil unidad de los partidos, que enfrentará su mayor riesgo en la aceptación de la selección o designación de su candidata o candidato, donde morena lleva una clara ventaja ante la decisión de que será la maestra Delfina Gómez la abanderada indiscutible del partido de AMLO en EdoMex, quien al interior del partido guinda piense o sugiera lo contrario no sólo estaría errando su juicio sino adoptaría una evidente actitud de mezquindad y de confrontación interna que no tendría otra explicación que servir a los adversarios del morenismo para hacer el trabajo sucio. Si alguien toma el papel de sabotaje, será plenamente identificado, evidenciado, sancionado y prácticamente marginado de cualquier decisión del futuro inmediato 2024.
En los partidos del bloque de la derecha las cosas no son distintas, las recientes publicaciones en contra de uno de los aspirantes del PRIANRD, y que son un evidente fuego amigo, demuestran que el intento de demostrar absoluta armonía en la derecha enfrenta también un asedio permanente ante la trascendencia del poder del gobierno del estado. Las fuerzas nacionales operan desde ya en tierras mexiquenses y en la narrativa morena lleva la ventaja, la decisión anticipada le da también una posición estratégica, mantenerla depende prácticamente de sí mismo.
POR DANIEL SERRANO
LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
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