DESDE AFUERA

Una buena idea, pero...

El planteamiento mismo en las condiciones actuales de México y el mundo parece un ejercicio improvisado de una diplomacia casi inexistente

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace casi medio siglo el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez presentó su propuesta "Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados" en la asamblea general de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en Santiago de Chile.

La carta fue adoptada por la ONU en 1974, pero el mundo, en plena Guerra Fría, dejó en buenas intenciones el documento que proclamaba la importancia del comercio y la necesidad de la cooperación internacionales con respeto a soberanías y formas de gobierno. Fue, sin embargo, un éxito de la diplomacia mexicana, que hizo un enorme trabajo de promoción. Y quizás algo irrepetible, pese a las buenas intenciones envueltas en la propuesta de plan de paz para Ucrania esbozada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La idea es bien intencionada y casi ingenua, pero a reserva de pruebas contrarias, con casi imposibles prospectos de éxito real frente a la situación creada por la invasión rusa de Ucrania.

No es que la idea carezca de mérito. Pero el planteamiento mismo en las condiciones actuales de México y el mundo parece un ejercicio inútil e improvisado de una diplomacia casi inexistente y una presencia internacional limitada por la falta de recursos.

El hecho es que una propuesta que plantea una tregua de cinco años con la mediación internacional del papa Francisco, el primer ministro de India, Narendra Modi, y el secretario general de la ONU, António Guterres, requiere entre otras cosas de un fuerte cabildeo alrededor del mundo. Porque la diplomacia no sólo es exponer una idea, tan brillante y positiva como se quiera, sino tener la fuerza, el prestigio, los recursos para respaldarla y promoverla.

¿Qué se ha hecho para lograr el acuerdo con los tres posibles mediadores? ¿Qué se ha hecho para sondear la simpatía o la disposición de las partes en pugna? ¿O para promover la propuesta en otras capitales? Cierto, parte es un trabajo por hacerse, tras la presentación, pero más que la capacidad de la diplomacia mexicana, contará la buena voluntad con que el plan sea escuchado por los países interesados y, sobre todo, los directamente afectados, así como las potenciales modificaciones que se hagan al documento.

El hecho, por lo pronto, es que un mensaje de Myjailo Podolyak, jefe de asesores del presidente Volodímir Zelenski fue muy claro: no, en tanto que haya fuerzas rusas en territorio ucraniano. Y para los rusos, la idea de abandonar las áreas ocupadas por sus tropas resulta inaceptable.

El hecho es también que tan generosa como sea y se quiera describir, la propuesta tiene en contra intereses basados en la geopolítica. ¿Puede tener algunos votos? Por supuesto que sí, un plan de paz siempre tiene algún respaldo. ¿Más allá? Depende del trabajo que se haga para convencer a los involucrados.

Echeverría llegó a soñar con el Premio Nobel de la Paz. Incluso nombró un embajador con la tarea de promover su candidatura. Pero ese premio nunca ocurrió... 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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