DES... PROPÓSITOS

Latinoamérica se izquierdiza

Estos gobernantes han sido elegidos por enarbolar una letanía de promesas muy bien ensayadas

OPINIÓN

·
Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de México
Agustín García Villa / Des... Propósitos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con la elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia, Latinoamérica alcanza un total de ocho gobernantes de la “llamada” izquierda, la cual llega, más como una alternativa a los gobiernos de centro y de derecha que no han sabido dar respuesta a las grandes necesidades de las mayorías de sus países, que como alternativa viable con programas de desarrollo que puedan asegurar mayores niveles de bienestar a sus poblaciones.

En general, los gobernantes de la nueva izquierda han sido elegidos por enarbolar una letanía de promesas muy bien ensayadas por sus protagonistas que desde el templete logran seducir a sus audiencias presentando de manera por demás dramática y sentida los problemas de cada una de estos países: altos niveles de corrupción, violencia y delincuencia, atropellos a la democracia, pésimas distribuciones del ingreso, grandes diferencias regionales, sobreexplotación del trabajo, discriminación de genero, sistemas pensionarios deficientes, etc., aunque nunca presentan los antídotos que emplearán para resolverlos.

Lamentablemente, en los más de los casos, las mayorías del  electorado de éstos países, provienen de estratos marginados de la población con altas tasas de analfabetización  y/o enajenación, por lo que difícilmente disponen de los elementos de juicio necesarios para someter a un escrutinio la viabilidad real de dichas promesas, pero que sin embargo,  en medio de una euforia reivindicacionista, son inducidos, sin mayores cuestionamientos, a comprometer su voto ante el cúmulo de ilusiones prometidas. Quizás esta sea una de las más grandes deficiencias de los sistemas democráticos en países donde la ignorancia tiene preponderancia. 

Un denominador común de éstos nuevos gobiernos es que inician sus administraciones con grandes ideas de justicia social, pero lamentablemente, con pocos proyectos y programas específicos para resolver la problemática que se les presenta, ya no se diga con una estrategia integral para solucionarla.

Así, si se revisan los diferentes programas de gobierno de los recientemente elegidos presidentes de izquierda como Fernández de Argentina, Castillo del Perú, Boric de Chile y Petro de Colombia se observan, en general, propuestas muy parecidas como la erradicación de la pobreza, la desigualdad y la corrupción, las preocupación por temas ecológicos, de género, etc., con excepciones en temas muy locales, como, por ejemplo, el de la necesidad de alcanzar la paz con grupos guerrilleros y la aplicación de nuevas políticas públicas para defender los derechos de los indígenas, negros y población marginada en Colombia, el apoyo a los mapuches en Chile,  o a los  grupos mas desprotegidos en Perú a través de una reforma agraria y mejores sistemas de salud y educación,  etc.

Quizás un aspecto poco tomado en cuenta dentro de los grandes propósitos de los gobiernos entrantes de  izquierda es el referente a la estrategia económica que permita lograr los objetivos de una mejora en temas de distribución del ingreso y bienestar de la población, etc. En general, se habla de reformas fiscales, de reestructuración del gasto dirigido a la creación de  programas de desarrollo social- a través de los cuales logran un mayor clientelismo político-, etc., pero de lo que no se habla es de un proyecto económico aterrizado mediante el cual sea viable alcanzar las promesas de campaña. 

Sería deseable que dentro de sus programas iniciales de gobierno se delinearan  estrategias económicas congruentes con las reformas que se buscan llevar a cabo. Cómo se generará una mayor riqueza, qué sectores serán impulsados, qué regiones, las fuentes de fondeo de recursos para financiar dichos programas, cuál será dentro de la estrategia el papel del capital nacional y el de la inversión extranjera, con qué países se formaran alianzas que faciliten el flujo de inversión y el mercadeo de la producción a desarrollar, etc.

No obstante la semi- progresista orientación izquierdista de algunos de los nuevos líderes latinoamericanos, aún dejan en el vacío temas de gran importancia como los enunciados.  Quizá este sea el talón de Aquiles de muchos de estos gobiernos, que ante la imposibilidad de dar cumplimiento a sus promesas de desarrollo por falta de recursos y previsiones adecuadas, se vean en la necesidad de abandonar sus principios democráticos tornándolos hacia autoritarismos radicales que sólo generan descontento y futuros inciertos para sus países, como lo han probado ser los casos de Cuba, Venezuela  o Nicaragua. 

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA ECONÓMICO

MAAZ