EN LOS MARES DE LA EDUCACIÓN

Primer día de clases

Para los adultos, el comienzo del ciclo escolar también puede servir como recordatorio de lo emocionante que es empezar a aprender algo nuevo

OPINIÓN

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Antonio Argüelles / En los Mares de la Educación / Opinión El Heraldo de México
Antonio Argüelles / En los Mares de la Educación / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En los últimos dos años, el comienzo del ciclo escolar fue anormal. Con las aulas cerradas en buena parte de las escuelas del país, la emoción que suelen sentir los estudiantes antes del primer día de clases estuvo ausente. 

A diferencia de los tiempos antes de la pandemia de COVID-19, no iban a poder jugar con sus amigos, ni conocer a sus maestros en persona, ni descubrir junto a quién les tocaría sentarse en el salón de clases. 

Solamente iban a encender sus dispositivos electrónicos —si tenían la suerte de poseer uno— para recibir instrucciones por chat o, en los casos más afortunados, tomar clases en una sala virtual.

Este año es diferente: con la reanudación generalizada de las clases presenciales, la expectación y el entusiasmo están de vuelta. 

En prácticamente todas las escuelas, las aulas están llenas de estudiantes, y en los patios habrá un ambiente bullicioso y festivo durante el recreo. 

Sin olvidar a quienes perdieron contacto con la escuela ni perder de vista los enormes retos de aprendizaje que hay por delante, me parece que el regreso a clases es digno de celebrarse.

Para los adultos, el comienzo del ciclo escolar también puede servir como recordatorio de lo emocionante que es empezar a aprender algo nuevo. 

En la adultez, con todas nuestras preocupaciones, a menudo nos aferramos a las rutinas y olvidamos esa emoción tan característica del primer día de clases. 

No obstante, el aprendizaje nunca termina, y por eso vale la pena preguntarnos si no hay algo nuevo que nos gustaría o deberíamos aprender. 

Hay razones de sobra para aventurarse a aprender cosas nuevas. Habrá quienes encuentren una nueva fuente de diversión, satisfacción u orgullo. 

Algunas habilidades y aptitudes son útiles para desempeñarse mejor en el trabajo o, incluso, pueden conducir a crear un negocio propio. Las actividades grupales permiten conocer gente, lo que puede traducirse en nuevas amistades. 

También es posible que los individuos descubran un talento o, simplemente, que experimenten gran crecimiento personal.

Esta reflexión me llevó, hace algunos años, a inscribirme a clases de alemán para retomar el idioma que empecé a aprender de pequeño en la escuela. 

Cada clase me transporta a mis años de estudiante en el Colegio Alemán, y resultó que poderme expresar auf Deutsch es aún más emocionante de lo que recordaba. 

En esta primera semana de clases, recordemos que nunca es tarde para empezar a aprender.

POR ANTONIO ARGÜELLES
COLABORADOR
@MEXICANO_ACTIVO

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