DESDE AFUERA

Problemas en relación México-EU/EU-México

Las dos partes se hablan y se visitan. El problema es que cada una expone argumentos, explica razones y cree que la otra parte la entendió

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una frustración creciente se detecta en las relaciones entre Estados Unidos y México, o entre México y Estados Unidos.

Hace décadas que no se veía algo igual.

Otra vez, el diálogo imposible aparece en las relaciones entre Estados Unidos y México. Y aunque hay una tradición de aislar los problemas para evitar que se "contamine" toda la relación los diferendos abarcan ya energía, medio ambiente, seguridad y migración. Se trata de un diálogo de sordos, especialmente en lo que se refiere a la reforma energética del gobierno mexicano que provocó quejas estadounidenses y la creación de un panel de controversias del T-MEC.

Las dos partes se hablan y se visitan. El problema es que cada una expone argumentos, explica razones y cree que la otra parte la entendió. Pero se reporta que el presidente Andrés Manuel López Obrador no acaba de entender por qué los estadounidenses –y ahora los canadienses y algunos otros– parecen insensibles a sus reiteradas explicaciones sobre la necesidad de una reforma que asegure la primacía nacional en la industria energética.

Los estadounidenses, por su parte, aparecen también cada vez más frustrados de que sus demandas de "suelo parejo" y respeto a las inversiones en la generación y comercialización de energías limpias sean escuchadas por oídos aparentemente sordos y empeñados, además, en apostar a la producción de combustibles fósiles.

Y por actitudes políticas, lo que pudiera y debiera ser un asunto de abogados, tan complicado y enrevesado como se quiera, pero de alegatos sobre interpretaciones jurídicas, pasa a ser una cuestión de patriotismo y orgullo nacional.

Los costos económicos son difíciles de estimar, sobre todo, cuando los primeros trabajos del panel del T-MEC se iniciaron apenas, pero las estimaciones sobre las posibles pérdidas mexicanas por penalidades, reparaciones o aranceles van de 10 mil a 30 mil millones de dólares.

Y de hecho, se dice que López Obrador prefiere hacer un arreglo preventivo que el eventual fallo del panel.

El problema mayor está en otro costo posible.

Si el gobierno de López Obrador apuesta a que de cualquier manera llegará inversión externa a México tiene razón para creerlo.

La vecindad geográfica con EU y el acceso privilegiado a su mercado son dos enormes ventajas estratégicas para productores de bienes de consumo que se instalen en el país.

Y en la actual tendencia al nearshoring, o sea el ubicar partes del proceso de producción de China a sitios cercanos, a los EU, difícilmente hay un sitio que supere a México.

Pero hay otro proceso paralelo y con un mayor sentido político, el ally-shoring, o sea llevar la inversión y tratos preferentes a países políticamente afines, o que consideran de confianza.

La designación formal depende del gobierno de EU, pero es una cuestión sistémica, derivada de percepciones de confianza, certidumbre y seguridad planteadas desde principios y aún antes de que se iniciara el gobierno López Obrador. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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