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Topilejo, Caro, los Cárteles

En política no hay coincidencias ni casualidades. El Presidente Andrés Manuel López Obrador visitó Estados Unidos

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

En política no hay coincidencias ni casualidades. El Presidente Andrés Manuel López Obrador visitó Estados Unidos el mismo día que se registró un fuerte enfrentamiento entre elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México contra integrantes de una célula del Cártel de Sinaloa. Un par de días después, Rafael Caro Quintero, fundador del Cartel de Guadalajara y del Cártel de Caborca, fue reaprehendido por la Marina, casi una década después de ser liberado en extrañas condiciones del Penal de Puente Grande, Jalisco. Los tres eventos, no son en absoluto hechos aislados. Con la captura de Caro Quintero, el gobierno de México se congracia con la DEA. El cártel de los hijos del Chapo (cuya célula fue la desarticulada en la CDMX) pierde a un enemigo y la Estrategia Nacional de seguridad tomará un nuevo rumbo.

Desde la Ciudad de México, se planeó la caída del principal enemigo del Cártel de Sinaloa. En abril de 2021, un juzgado de la CDMX, avaló la extradición a Estados Unidos de Rafael Caro Quintero.

Hasta ahora, el gobierno se ha mostrado menos beligerante con los de Sinaloa que con cualquier otro grupo criminal, y para muestra esta la orden liberar a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo, a menos de tres horas de su detención el 17 de octubre de 2019, en un operativo fallido liderado por el entonces Secretario de Seguridad Publica, Alfonso Durazo.

Caro Quintero es uno de los diez hombres más buscados por el FBI, por quien ofrecen veinte millones de dólares, apenas un cuarto de los cinco millones que el Departamento de Estado norteamericano ofrece por cada uno de los cuatro hijos del Chapo Guzmán: Ovidio, Joaquín, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo: Los Chapitos.

Caro Quintero es acusado por la justicia norteamericana por ordenar el brutal asesinato en 1985 de Enrique “Kiki” Camarena Salazar, un agente encubierto de la DEA, mexicano de nacimiento y naturalizado estadounidense. Pero por ese crimen fue juzgado en México, por eso ahora se le suman nuevas actividades criminales por las que pueda ser procesado para que no quede en libertad.

Siempre que un capo cae, el principal beneficiario es su rival. Habrá que ver en las siguientes semanas si el Cártel de Sinaloa capitaliaza esta caída. O lo es su rival, el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Por eso, lo de Topilejo no deja de ser relevante en este contexto. La intención del grupo de los hijos de “El Chapo” de controlar la venta de droga al menudeo en partes de la capital no deja de ser llamativa.

Sobre todo por la violencia que les caracteriza. Las armas que utilizaron para enfrentar a la policía son de altísimo poder. Pero no contaban con el trabajo de inteligencia que permitió ubicarlos en la capital. Secuestrar personas en la alcaldía Tlalpan no es igual que en Badiraguato.

Dos cárteles grandes quedan disputándose el territorio mexicano. Habrá que ver a cuál de ellos el gobierno de México perseguirá con más fuerza.

POR CARLOS ZÚÑIGA

COLUMNISTA

@CARLOSZUP

MAAZ