TRES EN RAYA

Operación cicatriz en Coahuila (sin el covidoso Ebrard)

Su ausencia demostró que el piso no es parejo, que no hay unidad y que a él no lo toman mucho en cuenta

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hay heridas que no cierran; no sólo no saben cicatrizar, sino que se niegan a sanar. Creo que la etapa por la que transita Morena es una de esas heridas; si este instituto político fuera democrático, a eso se le llamaría disentir (y no habría pedo), pero en fin...

Y así, como anillo al dedo, les vino a todos que Marcelo Ebrard tuviera COVID-19. Una buena y una mala. Primero la mala: ¡chin!, el canciller no pudo participar en la operación realizada por la 4T en Coahuila; la buena: tampoco tuvo que escuchar la cargada en favor de Claudia Sheinbaum. Bien para el primero y para la segunda.

Adán Augusto López estuvo presente, sí, pero es sólo un “jugador temporal”; está ahí para lo que se le ofrezca al otro tabasqueño, al chipocludo mero, mero; y lo que se ofrece es apoyar a la jefa de Gobierno de la CDMX. Eso no quita que Adán Augusto se crea el cuento ese de que él es “el bueno”.

El asunto es que la operación cicatriz mostró que las divisiones en Morena, cual maleza, florecen y se fortalecen.

Al más rancio estilo priista, la “asamblea informativa” del fin de semana pasado fue un acto adelantado de campaña (o, para que no los regañen en el INE y los sanciones en el TEPJ, un medirle el pulso a los suspirantes en un evento acompañado del sempiterno llamado a la unidad). Ricardo Monreal, Adán Augusto López y Claudia Sheinbaum repitieron cual mantra budista que, para ganar las elecciones locales de 2023 y la Presidencia en 2024, se requiere UNIDAD. ¡Sí señor!

Ahora veamos la realidad: Ebrard anunció que seguía positivo al COVID-19 y que por eso no asistía, y su ausencia demostró que el piso no es parejo, que no hay unidad y que a él no lo toman mucho en cuenta, ni siquiera cuando se trata de llevar a cabo sus responsabilidades. Mientras es excluido cada día más de la política exterior de nuestro país y sus nichos de participación disminuyen, Sheinbaum ofrece conciertos gratuitos en el Zócalo y Adán Augusto viaja en jets privados (¿el funcionario ya explicó el asunto?). Obvio, no. Ya dirán: “Por seguridad nacional, la información se reserva cinco años.”

Sólo a modo de relleno es que los acompañaron las corcholatas locales para competir por la gubernatura de Coahuila el próximo año. Desde el senador Armando Guadiana, “rey del carbón”, pasando por el subsecretario de Seguridad Federal, Ricardo Mejía Berdeja (quien todos los fines de semana puntualmente viaja a Coahuila… ¿Hacer acto de presencia en Chihuahua, por aquello del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas? ¡No exageren!). Y, ¡ah!, el expanista y hoy diputado morenista, Fernando Salazar.

Lo que se escuchó fueron las indirectas y las muy directas en el mitin. La más clara fue la que les lanzó la ciudadanía: un día antes, en ese mismo lugar, las huestes priistas juntaron 38 mil almas; los morenistas, únicamente cinco mil. La operación cicatriz sin Ebrard, atajando a Monreal, mostró que las fisuras distan mucho de estar solucionadas. ¡Qué va!

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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