La intención del líder de una facción de Morena en el Estado de México fracasó en su intento por eludir el mecanismo de la encuesta como el definitorio para elegir a quién será el candidato o candidata de Morena en la disputa por el ejecutivo del estado. Pero el vetusto dirigente perdió el pasado fin de semana más que eso, mucho más.
¿Y esto por qué es asunto de todes? Porque hoy parecen alinearse las condiciones para que Morena pudiera arrebatar la gubernatura al PRI Edomex y no permitirle cumplir los 100 años en el poder. Y hoy justamente los años acumulados de trampas, marrullerías, caprichos y chantajes de quien se decía representar a Morena unipersonalmente también están llegando a su fin.
En política los liderazgos con aspiraciones despóticas son abundantes, aún en la época de la llamada Cuarta Trasformación, estos liderazgos se encuentran en decadencia, pero no han desaparecido, están como sus primos hermanos del PRI dando sus últimos coletazos. No es la primera vez que un texcocano morenista intenta dar la vuelta a una encuesta, justamente la posición senatorial de 2018 fue el escenario de la misma discusión que hoy envuelve a la gubernatura.
En aquel aparentemente lejano 2018 el hoy senador hizo todos los intentos por cerrar el diálogo entre liderazgos de Morena en la entidad mexiquense, decía no ver ni escuchar ninguna pluralidad en Morena. Más tarde después de recibir un duro revés en la configuración de las ternas para nombrar a los candidatos morenistas mexiquenses en el consejo estatal de ese instituto, el texcocano buscó a los principales dirigentes morenistas, pues se avecinaba la selección de la fórmula asignada al género masculino (la femenina estaba asignada a la maestra Delfina Gómez), la intención del acercamiento no sólo era evadir la encuesta, sino incluso evitar la votación el consejo de Morena para ser, como aspiraba hoy, candidato de consenso.
En aquel 2018 el senador recibió la negativa de sus adversarios al interior de Morena y hoy en 2022 ha recibido algo peor, mucho peor, el desaire de sus propios e históricos aliados a quienes ha recriminado públicamente con un tono patriarcal que no lo “hayan mirado a los ojos para negarle o pedirle su apoyo”. Hoy el dirigente del grupo acción política llegó al exceso de traer desde Tlaxcala a una senadora para recriminar a “los discípulos del maestro” su deslealtad.
Estos desatinos son enteramente de quien hoy está obsesionado como nunca con la candidatura a la gubernatura y quizá sólo pueden compartirse con la que está convertida en su peor relacionista pública, la senadora y delegada política que devela que el llamado a la unidad de Morena por parte de su representado es una farsa, pues mientras él promueve el desacreditado consenso, la publirrelacionista se mueve en las sombras asegurando que también ella personalmente controlará las asambleas electivas para la renovación del partido de AMLO en la entidad mexiquense. Descoordinados, desesperados, descubiertos y expuestos esa es su realidad, por más plazas que gasten en intentar llenar.
POR DANIEL SERRANO
LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX
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