CLARABOYA

Nuestra violencia de cada día

De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública

OPINIÓN

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Azul Etcheverry / Claraboya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, este mes de mayo ha sido el más violento registrado en lo que va del año, con 2910 víctimas de homicidios dolosos y feminicidios en nuestro país. Esta penosa cifra es de las más altas desde agosto de 2021, donde se reportaron 2934 casos.

En ese sentido, la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Isela Rodríguez, dijo que casi el 50% de los homicidios dolosos se concentran en Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Baja California, Jalisco y Sonora, asegurando que la mayoría de los delitos del fuero común han presentado una tendencia a la baja, salvo el delito de extorción que presenta un aumento de más de 28%.

Lo anterior ocurre, luego de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, afirmara que en las regiones del país en las que domina un grupo del crimen organizado no hay homicidios, asegurando que son 8 o 10 entidades en las que se presenta el problema.

Al minimizar las verdaderas dimensiones del problema y haciendo referencia a los estados donde la incidencia de homicidios es mayor, el presidente omite documentación trabajada por el gabinete de seguridad en conjunto con la Unidad de Inteligencia Financiera que ya se han hecho públicos. De acuerdo con estos informes, el Cártel de Sinaloa opera en 28 y el Cártel Jalisco Nueva Generación en 31 entidades, respectivamente, estimando que ambos grupos delictivos se dividen el control de territorios en 17 de las 32 entidades.

No hace falta que el presidente y su equipo nieguen lo que ocurre, el testimonio de miles de familias que a diario de víctimas de alguna forma de violencia cada vez más cruenta, excesiva y diversificada no sólo en estas entidades sino en el resto del territorio nacional dan cuenta de ello. Con más de 120 mil muertos en menos de 4 años, el gobierno del presidente López Obrador ha roto todos los récords de violencia desde que ésta se mide.

Si bien se busca disimular su fracaso en materia de seguridad, alegando que la violencia se concentra en una decena de estados, la realidad es que la presencia de los grupos criminales y sus devastadoras consecuencias han avanzado territorialmente de manera descontrolada asumiendo sus propios usos y costumbres en sitios donde hace no mucho nunca se habría imaginado que la extorsión, el secuestro, el cobro de piso o el homicidio se volvieran una terrible realidad a la que la población se tiene que adaptar si es que pretende subsistir ante la mirada cómplice de autoridades de todos los niveles del gobierno.

La “estrategia de seguridad” que el presidente López Obrador quiere impulsar no sólo resulta ser ineficiente, sino que parece ser inexistente. La vorágine que se vive a diario en la gran mayoría del país es el resultado de años de inoperancia, corrupción e impunidad, factores que en teoría ya no existen desde la llegada de la cuarta transformación de la vida pública del país.

Lo que resulta más doloroso es que el presidente y su movimiento se niegan a reconocer esta realidad, el dolor de las familias de los cientos de miles de víctimas minimizado con discursos ramplones y frívolos que se niegan a visibilizar y atacar los problemas de raíz. La violencia en México no se terminará sembrando árboles o cobrando una beca o ayuda mensual, ni mientras las instituciones de procuración de justicia de todos los niveles sigan siendo cómplices de una forma u otra.

POR AZUL ETCHEVERRY
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@AZULETCHEVERRY

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