Columna invitada

Los libros

Las páginas de los libros encierran, conocimiento, entretenimiento, diversión, polémica

Los libros
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Las páginas de los libros encierran, conocimiento, entretenimiento, diversión, polémica; aunado a lo anterior hay que agregar la serie de objetos con los que el lector se encuentra en sus páginas, podemos citar los infaltables boletos del metro, recados, invitaciones, servilletas y por supuesto los diversos separadores adquiridos u obsequiados en las librerías, de diversos materiales, corcho, cartón, piel.

El maestro Luis Enrique Barrios Cortés, quien abrazó el noble oficio de vendedor de libros usados, dice que al sinnúmero de cosas que el leyente se tropieza en los libros se les denomina tripas; tarjetas postales, navideñas, telegramas, cartas, timbres postales, entre otros.

Para los amantes de los libros viejos, son tesoros encontrar en ellos rarezas como las notas de remisión donde se adquirió ese libro, pues nos remonta al precio del volumen y sobre todo a la dirección de la tienda en donde se compró, algunas de ellas ya desaparecidas como las librerías Zaplana, Cristal, Madero, Universal, Carpio, El Gallo Ilustrado, Nueva Hidalgo, Letrán, Medina Hermanos, entre otras.

Hay que agregar, fotografías de ovalito dedicadas a la novia o al novio, fotografías de artistas, boletos de avión, acciones de minas, tarjetas de presentación, mariposas y flores disecadas son acompañantes en las páginas de los textos, sin dejar de mencionar billetes de diversas denominaciones nuevos o en desuso, cachitos de lotería, boletos de rifas.

La lista de tripas que descubrimos en los libros continua; boletos de camiones de la ruta Vallejo Hospitales, Línea Colonia del Valle, Línea México-Villa Obregón, así como pasajes de los Tranvías Eléctricos de México, Abonos de la Compañía de Tranvías de México y del Metro, Cartillas de Ahorro Escolar, boletos de cine ya desaparecidos como El Diana, Chapultepec, Roble, Palacio Chino, entradas a museos y teatros.

Lo cierto es que los libros son un arcón de papeles, entre ellos pasan revista, estampitas o figuritas de luchadores, boxeadores, jugadores de futbol, beisbol, artistas de diversos álbumes, más aún, aparecen boletos de encuentros de futbol verificados en el Estadio Azteca.

También hacen su aparición facturas de máquinas de escribir, cocer, radios antiguos, recibos de predial, agua, luz, boletas de calificaciones escolares o del Monte de Piedad, recetas médicas y de cocina, estampas religiosas, oraciones, estados bancarios de  instituciones ya desaparecidas, Serfin, Banpaís, Comermex, Bital, Somex, comprobantes de pagos a tiendas comerciales, por solo citar estas.

El investigador José María Espinasa señala en su texto El Libro, que este es “una parte importante del tejido social en el que vivimos, y el hecho de que una torpe posmodernidad virtual lo desplace y lo ponga en desuso califica antes que a la lectura misma a esa misma época”, lo anterior publicado en Elogio del Libro, 2005, bajo el sello de Fondo de Cultura Económica/Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes.

Por otra parte, en la Historia del libro, escrito por Sven Dah, bajo el sello Conaculta/Alianza Editorial, señala, “…es un perdurable deposito de pensamientos y saberes, acciones, sentimientos y fantasías de la humanidad, siempre a abrirse de nuevo”.

RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ

 

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