COLUMNA INVITADA

Eurovision y el lopezobradorismo

El año pasado más de 200 millones de espectadores se conectaron por televisión o internet para ver el show más visto en Europa: El Festival de la Canción Eurovisión

OPINIÓN

·
Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El año pasado más de 200 millones de espectadores se conectaron por televisión o internet para ver el show más visto en Europa: El Festival de la Canción Eurovisión. Un concurso de danza, música y baile que reúne a toda la comunidad europea y que desde hace 66 años ha sido un foco de atención por sus excéntricos espectáculos, curiosos e innovadores vestuarios, y la energía que transmiten los concursantes.

Cuándo más se creía que no tendría rating por el envejecimiento de su audiencia y lo básico de su concepto característico de 1956, año de su creación, los jóvenes actuales encontraron un "no se qué" que no sólo lo revivieron, incluso lo proyectaron a las nubes en términos de audiencia, en un ya de por sí muy competido mercado en la era de los Disney+, Netflix o Amazon Prime Video. Varios críticos e historiadores lo describen como un espectáculo que une culturalmente a toda Europa y que inclusive no crea conflictos en Rusia.

Eso es justamente lo que ha ocurrido con el priísmo en el país, y que varios analistas lo describen como si el PRI no se destruyera sino solo evolucionara, y los ejemplos están presentes en las elecciones a gobernadores que se celebrarán el 5 de junio, donde los priistas contienden contra priistas (ahora vestidos de Morena).

Sin embargo, no sólo se explica en las competencias electorales, esto es evidente en lo que actualmente sucede en nuestro país y que resulta inmejorable para el análisis, que consiste en la aproximación que tiene el Ejecutivo Federal con respecto de las relaciones internacionales y la cooperación internacional.

Andrés Manuel López Obrador estuvo hace unos días en Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba, estrechando lazos, inclusive prometiendo recursos económicos para salud y bienestar, y más aún, comprometiéndoles incorporación al sistema de seguridad social mexicano. Conocidos youtuberos, tuiteros y opinólogos expresaron una férrea crítica a la política del Presidente de la República, sobre todo afirmando que acudía a esa parte del mundo porque su visión pueblerina, chica e inepta es para lo que le alcanza. La exigencia manifiesta es de que México se debiera comportar a la altura y que López Obrador debería reunirse con países de primer mundo, con una visión de aspiración real para los ciudadanos.

Una visión que de una manera peculiar, desde el sexenio de Vicente Fox, con Jorge Castañeda como Canciller expresaba de manera inmejorable nuestra especie de destino manifiesto por la vecindad y relación estrecha de economía con los Estados Unidos de América, y como un hecho dado e irreversible debiéramos aprovechar. Es decir, la entrega total de México a los norteamericanos. Básicamente esa política fue la aplicada por Fox y Calderón, con una menor apertura bajo el sexenio de Peña Nieto, sin embargo con la misma tendencia.

Ahora, Andrés Manuel López Obrador, tal como lo ejecutaba el PRI de los cincuentas, sesentas y setentas, pretende influir en Centroamérica para crear un nuevo balance político y reajustar las relaciones con nuestros vecinos del norte. Una estrategia interesante en realidad, y que pocos se han detenido a observar dos veces. Sobre todo a analizar cómo, por qué, para qué y qué mecanismos está utilizando. De nueva cuenta, se detiene la discusión en críticas superficiales, vanales y comunes hacia el Presidente y su llamada 4T.

Precisamente esto como el Festival Eurovisión es lo que está reanimando a los espectadores, particularmente a los jóvenes. El cambio de estrategias (aunque en realidad López Obrador es incapaz de explicar sus planes y programas, y sus funcionarios son tan ineptos que ni siquiera los entienden), formas y perspectiva de México ante el mundo, y la aproximación a la economía internacional y nacional es lo que está llamando la atención. Esta animación el PRI lo hacía antes de 1982, cuando Miguel de la Madrid introdujo falsamente a los tecnócratas y lo hacía muy efectivo.

Desafortunadamente las críticas no se detienen en analizar los detalles de la política en donde realmente está la diferencia, porque Andrés Manuel está regalando dinero, centaveando como dicen en mi pueblo, tanto a los mexicanos a través de los programas sociales, como internacionalmente con la incorporación ahora de extranjeros al sistema de seguridad social, entrega de vacunas, medicinas y otros insumos, por cierto con el dinero de los mexicanos. En eso consiste su plan, que realmente es limitado y deforme, porque dentro de la globalización en dichos países, a los que ahora está centaveando, también han aprendido a usar, recibir y luego votar y posicionar como quieren.

Un verdadero plan, consiste en toda una política con instrumentos complejos y programas específicos e integrales para que la influencia en Centroamérica funcione, situación que ni Marcelo Ebrard ni el propio Andrés Manuel López Obrador son capaces de llevar a cabo, como nos lo han demostrado en el manejo de diversas áreas al interior del país, por ejemplo la migración.

¿Qué nos queda? Comprender que efectivamente lo exótico de AMLO y sus políticas, tal como le ocurrió a Eurovisión, lo están catapultando de nuevo y atrayendo a nuevas masas, pero no por el contenido per se y lo bien que maneja dichas políticas, o lo efectivo de su gobierno, sino porque a el otro PRI se le secó el cerebro, se aferra a seguir con los mismos discursos, y se niega a innovar y conectar con frescura e inteligencia con una sociedad que evolucionó, pero sobretodo, se niega a reconocer lo avejentado que la sociedad lo observa.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

MAAZ