No por mucho madrugar amanece más temprano; a veces es todo lo contrario. El presidente cree que eso ayuda, mas las reuniones matutinas para frenar la violencia, por poner un ejemplo, no han dado resultados. De las mañaneras, mejor no hablamos.
Sabemos que él piensa que su ‘pecho no es bodega’, pero no deja de ser raro que haya sentido la necesidad de compartir, antes que nadie, lo que su secretario de Hacienda le había dado a conocer: que el Banco de México subiría la tasa de interés.
Yo soy de las que piensa que ello no fue un error ni producto del olvido de la normatividad que establece claramente no compartir ni discutir ese tipo de anuncios hasta que el Banco de México lo haga. Y la razón es que no es la primera vez que le adelantan ese dato (como ha sucedido con prácticamente todos los presidentes de la era moderna de México). ¿Por qué entonces en esta ocasión sí madrugarle a Banxico?
Estimo que la respuesta es doble. Por un lado, lo que ya se ha comentado mucho: dar m a entender —y no sólo el presidente sino también el secretario de Hacienda— que tienen más injerencia en las decisiones de Banxico de lo que realmente ocurre. En otras palabras, meterle un duro calambre a la recién designada gobernadora del Banco, Victoria Rodríguez. Poner en tela de juicio la autonomía del Banco y de la flamante funcionaria de tan importante institución.
Y si bien el primer mandatario se disculpó con los integrantes de Banxico, quienes de inmediato concedieron “su perdón”, la duda está sembrada. Un dato más: esta es la primera vez que López Obrador pide disculpas; eso en sí mismo a mí me suena extraño.
Pero hay otro motivo: compartir ese dato de información creó mucho. Por lo que considero, entonces, que se trataba nuevamente de distraer la atención de lo realmente importante. Pasar a segundo plano lo sustantivo del intercambio que se tuvo unas horas después con los banqueros de México.
Y así fue de hecho. En la Convención Bancaria se habló más en torno a la imprudencia del mandatario que de cualquier otra cosa de relevancia para la economía y finanzas nacionales.
Pero este tipo de desaseo, no obstante, no pasará inadvertido a las agencias internacionales de riesgo, ni a los inversionistas que buscan seguridad en las emisiones de los diversos bancos, lo cual impactará en la forma en que el gobierno de México puede hacerse de recursos. Y eso es lo realmente importante.
Así, el haber soltado el anuncio del incremento en la tasa de interés no es una cortina de humo, más bien una de plomo que levanta serias dudas sobre el buen proceder y las decisiones financieras a las que arriban las autoridades en México.
La confianza de los actores se logra acatando la ley, no inventando subterfugios que van desde el “yo no sabía” o “violé la ley” pero “no pasa nada”.
En este caso, madrugar o, para el caso, irse de boca, puede alterar los balances de poder en las altas esferas de la administración pública, pero en nada ayuda al país. La prudencia es necesaria y el silencio a tiempo también. Valores muy lejanos al parlanchín de Palacio.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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@MALOGUZMANVERO
MAAZ