LA ENCERRONA

El roce del 1984 y 2022

“Si quieres hacerte una idea de cómo será el futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano incesantemente”. Goerge Orwell en 1984

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A manera de paráfrasis, Karl Marx decía que la historia no mantiene una continuidad lineal, que los hechos del pasado no necesariamente conllevan a los tiempos del presente y que, sin embargo, existe un ciclo en los pasajes históricos. En un reduccionismo se dice que la historia es cíclica o bien, que la historia se repite. Para Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell, esta afirmación es una constante y le significó su modus vivendi, así como la inspiración de gran parte de sus escritos.

En su novela más conocida, 1984, una distopía futurista publicada en junio de 1949, Orwell plasma de manera magistral su crítica a los regímenes totalitarios, el comportamiento de la sociedad y la importancia del lenguaje. Al releer esta obra, realmente no se podría situar en alguno de los tiempos verbales (pasado, presente o futuro), para el autor era su pasado novelado en el futuro y, para las y los lectores de finales del siglo XX, fue una advertencia de una realidad lejana. En los días más recientes de la década de los 20s, podemos constatar una historia cíclica y la vigencia -página por página- del relato del escritor británico.

Si George Orwell viviera en nuestros días, estaría más que contrariado con la actualidad y con seguridad se manifestaría álgidamente para decir que su novela satírica era para demostrar lo que la sociedad no debiera de padecer y que 1984 no es un manual de la vida política. Impresiona que para algunos dirigentes alrededor del mundo, tanto en “Oceanía” como en “Eurasia” (como identificó dentro de su novela a los bloques más extensos que se dividía el sistema internacional) tomen al “Ingsoc” como modelo de partido político (único), los Ministerios de la Verdad, del Amor, de la Abundancia y el de la Paz, -con su nomenclatura contraria su desempeño- como maquinaria gubernamental para el control de la población.

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Aunque en la actualidad existen otros dirigentes que, como en la mencionada novela, usen el lenguaje para confundir y las tecnologías de la información y comunicación para vigilar el comportamiento individual y social, hoy el ejemplo más claro es Vladímir Putin, quien hace algunos días, ante miles de simpatizantes presenciales y millones de espectadores de forma remota gracias al “hablaescribe”, lanza un discurso repleto de adoctrinamiento digno del “doblepensar” orwelliano.

Y es que Orwell casi podría acusar a Putin de plagio cuando el autócrata ruso vocifera con vehemencia: “Occidente apuesta a una quinta columna. A los traidores nacionales. [...] Es gente que vendería a su madre para que se les permita sentarse en el pasillo de la casta más alta. [...] Occidente está tratando de dividir a nuestra sociedad, especulando sobre bajas en el combate, sobre las consecuencias socioeconómicas de las sanciones, provocando una confrontación civil en Rusia y usando a su quinta columna para lograr sus propósitos. Y sólo tienen un propósito: la destrucción de Rusia.” Un discurso digno del “Gran Hermano” para regalarle al pueblo sus “dos minutos de odio”.

Ante esta situación, para el George Orwell del 2022 le sería complicado escribir una novela distópica del futuro, ya que solo la crónica de los acontecimientos actuales le bastaría para convencerle que vivimos aquella distopía, que el futuro nos alcanzó y fue más allá de la espiral histórica. No obstante, todavía nos queda de ejemplo Winston Smith y la lucha constante de pensar y reflexionar de manera individual para intentar forjar una sociedad plagada de utopienses, pero esa -literalmente- es otra historia.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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