MIRANDO AL OTRO LADO

Guerra y la falsa neutralidad

¿Es posible ser neutral cuando el mundo está en la antesala de una guerra? Todos los indicios nos dicen que no: no es posible

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Es posible ser neutral cuando el mundo está en la antesala de una guerra? Todos los indicios nos dicen que no: no es posible.

Es más, asumir una supuesta neutralidad cuando se enfrenta un escenario de guerra significa, aunque se niegue o se oculte, tomar partido por uno u otro de los contrincantes.

El gobierno de México afirma que es neutral en el conflicto en Ucrania. Es decir, sostiene que no apoya a ninguno de los países en conflicto. Sin embargo, el problema de la supuesta neutralidad persiste en el caso concreto entre Rusia y Ucrania. Rusia ha invadido ilegalmente a Ucrania, un país independiente y soberano, usando una fuerza militar que incluye el uso de mercenarios rusos y sirios, aparte de su ejército regular. Además, Rusia empieza a emplear armas prohibidas por leyes internacionales contra la población civil ucraniana, como las bombas de racimo, además de emitir la amenaza de utilizar armas nucleares en el caso de “ser necesario”.

El mundo está ante una guerra de conquista de una nación sobre otra. Claro, han habido otros casos de invasiones ilegales por parte de las superpotencias a naciones soberanas. Tal fue el caso de la invasión estadounidense a Irak, para derrocar a su gobernante-Saddam Hussein-durante la presidencia de Bush. El único factor que hace diferente el caso de Irak es que Estados Unidos no tenía interés en anexar a Irak a su república. Quería cambiar el gobernante, pero no convertir a Irak en una estrella más en su bandera.

México ha llamado al cese del fuego en Ucrania. En la Asamblea General votó por la resolución llamando a Rusia a cesar sus acciones en Ucrania. Incluso, en el Consejo de Seguridad, México llamó a la exclusión expresa del uso de armas nucleares en el conflicto. Hasta ahí, México se había manejado bien.

Pero México rechazó aplicar sanciones económicas a Rusia por su invasión ilegal de Ucrania. México podría hacer dos cosas con relación a Rusia, en materia de sanciones. Una es que México podría dejar de mantener lazos económicos y comerciales con ese país, en demanda de que Rusia retire sus tropas que han invadido ilegalmente a un país soberano y están matando a sus civiles. Estas sanciones tendrán que incluir la cancelación de vuelos de líneas aéreas rusas hacia nuestro territorio nacional. Dejar de adquirir productos rusos implicaría, entre otras cosas, dejar de comprar sus fertilizantes que México adquiere en ese país.

El otro elemento a considerar sería sancionar la estancia del embajador ruso en territorio nacional. México debería contemplar la declaratoria de persona non grata al embajador y el personal de su embajada considerados como elementos militares o de inteligencia que podría representar un peligro para la seguridad nacional. No implicaría un rompimiento de relaciones diplomáticas, pero sí una señal de disgusto mexicano por la invasión ilegal rusa a Ucrania. Para emplear el lenguaje diplomático inventado por la 4T, equivaldría a poner en pausa las relaciones bilaterales entre ambos países.

El Presidente López Obrador rechazó la aplicación de sanciones a Rusia. “Somos pacifistas” aclaró el presidente en una declaración, pensando que aplicar sanciones mandaría la señal equivocada de que México está de lado de Ucrania, el país agredido por su vecino.

En este punto es importante detenernos. ¿Es violatorio de los principios constitucionales de la política exterior de México ponerse de lado de un país agredido por otro? ¿La neutralidad, o no-intervencionismo, significa no apoyar a las víctimas y los agredidos de la tierra, cuando están siendo masacrados? ¿Cuándo puede pensarse que la neutralidad está siendo utilizada como un pretexto para no definirse, si un gobierno no quiere que se sepa su verdadera inclinación en un conflicto?

México apoyó al sandinismo en su lucha contra la dictadura de Somoza. Rechazó la dictadura franquista en España y rompió relaciones diplomáticas durante años con ese gobierno. Recibimos a la comunidad española republicana que fundó instituciones muy importantes en México, como el Fondo de Cultura Económica, el Colegio de México, el Colegio Madrid, entre otras. México rompió relaciones diplomáticas con Chile después del golpe pinochetista y recibió a la viuda de Allende. México ha cobijado a perseguidos políticos de todos los continentes y de todas las ideologías, hasta el Sha de Irán, después de ser derrocado.

Lo que nunca había hecho México era declararse “neutral” durante una guerra de exterminio, como es el caso de la invasión rusa a Ucrania, porque no quería mostrar su verdadera opinión sobre el conflicto. Ha sido necesario escuchar a discursos de legisladores de Morena, y leer los tuits de dirigentes de ese partido, para darse cuenta de que la verdadera afinidad del Presidente de México es con Putin y Rusia, no con Ucrania y su pueblo agredido por las bombas de los invasores. López Obrador se identifica más con el estilo de régimen político autocrático y de partido único de Rusia y China, que con el sistema bipartidista de los Estados Unidos y la forma de gobernar de la Unión Europea, con 26 países dialogando para construir consensos.

Es por ello que jamás ha expresado alguna contrariedad con sus países afines. Incluso, invitó al Presidente chino a clausurar la reunión de CELAC celebrada en México el año pasado. La idea mexicana para esa reunión fue la intención de que América Latina rompiera lanzas con los Estados Unidos y Canadá. No se logró su objetivo por la falta absoluta de acuerdo entre los países de la región. Durante la presente crisis en Ucrania, en vez de demandar al Presidente Putin que retirara sus tropas de Ucrania, AMLO se ha dedicado a confrontar a Estados Unidos e insultar a la Unión Europea. En cuanto a sus afinidades ideológicas y políticas se refiere, más clara ni el agua.

La declarada “neutralidad” mexicana no es tal. Es una excusa o un pretexto para no tener que defender públicamente a Putin y la invasión militar criminal a un tercer país, en este caso Ucrania. Pero el agradecimiento del embajador ruso en México fue elocuente: “Nuestro agradecimiento a la posición independiente que ha adoptado México en este conflicto”.

Ojo: el embajador ruso fue deliberado en su uso de palabras. No dijo “neutral”, sino “independiente”. Porque el embajador ruso sabe algo esencial: en un conflicto entre un agresor fuerte y un victimario más débil, la neutralidad siempre favorece al agresor. Y no quería perjudicar la política de neutralidad mexicana. El halago de la “independencia”, lo sabe bien el embajador, resuena dulcemente en el oído del mandatario mexicano.

Extraoficialmente, pero objetivamente y en los hechos, la neutralidad mexicana nos coloca, como país, al lado del invasor ruso. Pobre México: al parecer está dispuesto a tirar a la basura de la historia sus mejores tradiciones diplomáticas, en aras del abrazo de reconocimiento entre autócratas. 

POR RICARDO PASCOE

ricardopascoe@gmail.com

@rpascoep

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