La administración federal en turno no pasó la prueba de fuego para acabar con el viejo cacicazgo al frente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, como lo prometió Andrés Manuel López Obrador desde su campaña presidencial.
Pero, ¿por qué logra mantener Carlos Romero Deschamps el control del sindicato, vía el triunfo de Ricardo Aldana, su brazo derecho desde hace más de 20 años, para lo que resta del sexenio? Primero, decir que el gobierno no pudo ir a fondo en las investigaciones en contra de quien viene acusando, desde hace más de 12 años consecutivos, como uno de los personajes de actualidad más corruptos del país.
El extraño congelamiento de las investigaciones desde la FGR, a pesar de las graves acusaciones contra Romero Deschamps por enriquecimiento ilícito y triangulación de recursos, se dio cuando en medio de las pesquisas salió a relucir el nombre del papá de una secretaria del gabinete federal. El personaje, cuyo nombre empieza con la letra A y su apellido también, es un abogado laboral que trabaja para Romero Deschamps e hizo negocios, así como con líderes de sindicatos del IMSS y de la UNAM, desde hace varias administraciones. Este proceso de relevo, llevado a cabo la noche del lunes, todo fue una simulación democrática en la que no se ocultó la intervención directa del Estado —la pasarela de Ricardo Aldana por el podio de Palacio Nacional y otros competidores es lo de menos— en una consulta que la debió organizar el propio sindicato petrolero.
Pero la participación del Ejecutivo en este proceso tiene una explicación: se debió a que, de haber soltado los hilos del relevo existían todas las posibilidades de que la base trabajadora hiciera pedazos a Romero Deschamps y a su candidato Aldana. No le convenía al régimen actual la derrota de ambos caciques, de lo contrario se hubiera ido entre las patas: una familia completa conformada por el socio y prestanombres de Romero, la esposa del socio y abogado laboral, quien es cercana al poder presidencial; así como la hija de ambos, quien está al frente de una secretaría de Estado. Por eso, los de la 4T pueden gritar: ¡Viva Deschamps! ¡Viva Aldana! ¡Vivan los caciques del régimen neoliberal! En cambio, mueren las denuncias que están en la FGR en contra de Romero y Aldana, quienes tienen más denuncias encima que años de vida.
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UPPERCUT: El fuego sigue abierto en el Senado. Al arranque de la primera sesión del nuevo periodo hubo enfrentamientos verbales entre morenistas para posponer la discusión de las violaciones a los derechos humanos en Veracruz. Después del estira y afloja se acordó pasarla al final de la sesión. Pero cuánto duele a un grupo de ese partido el tema Veracruz, pues desde la Mesa Directiva se dio la instrucción de sacar del recinto a los reporteros que cubren las actividades para no hacer la crónica. Son tan burdos que hasta en eso hacen historia.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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