La Cuarta Transformación pasará a la historia como una de las administraciones federales más perniciosas de la política mexicana. Y no sólo en lo interno, también por cuanto a hitos internacionales, donde hablar de derechos humanos supone la defensa de estos cuando se es una nación democrática. Mas, ante la petición de expulsar a Irán de la Comisión de la Condición de la Mujer de la ONU por el asesinato de diversas mujeres por parte del gobierno de ese país, México prefirió votar en abstención que defender de manera clara la libertad de expresión y el derecho a la vida.
No se trata ni siquiera de coherencia en sentido ideológico, esto es, apoyar o condenar a un país por ser de izquierda o de derecha. De hecho, países como Argentina, Chile y Colombia votaron por expulsar a Irán de la mencionada comisión. Es un voto que alinea a México con los tiranos y con quienes aplauden a violadores de derechos humanos. Que subraya que si la mujer no vale nada para Irán, tampoco para la 4T. Es imperdonable la tibieza de México ante esta realidad.
Carmen Moreno Toscano, embajadora emérita y subsecretaria de Relaciones Exteriores, dijo que: “México ha expresado su fuerte condena ante la situación de los DDHH de las mujeres en Irán. El voto en abstención responde al principio de que expulsar a los países de los organismos que les obligan a rendir cuentas no es la solución”. Pues bien, le tengo a nuestro gobierno una contra respuesta a lo presentado por la funcionaria, que si bien se lee rimbombante y políticamente correcto, es vacío en esencia.
Veamos: si México no ha hecho lo suficiente durante los años recientes en el seno de la ONU por condenar prácticas tipo las de Irán, ¿de qué sirve ahora su abstención? ¿De qué sirve que Irán continúe representado en la señalada comisión? La respuesta: de nada. Por ende, lo que procedía era su expulsión de ese foro en particular. Única forma (no intrusiva) de mostrar de forma vehemente por la comunidad internacional el pésimo actuar del gobierno iraní.
La respuesta de la embajadora describe bien lo que nuestro gobierno federal llama “humanismo mexicano”: un gran vacío. No se olvide que la moción de la ONU coincide con condenar la pena de muerte que pende en la mencionada nación sobre el jugador de futbol Amir Nasr-Azadani. ¿Su crimen? Defender el movimiento de las mujeres en Irán. ¿La posición de México? Silencio.
En todo lo anterior hay algo —mucho— de contradictorio con la relación esquizofrénica que maneja la 4T hacia la ONU. ¿Cuántas veces AMLO no ha criticado al organismo por no abogar por los más necesitados, por los pueblos indefensos? Pero ahora México, en términos prácticos, se pone al lado de un régimen que somete a la mujer… Por no hablar de otra contradicción: la de la supuesta defensa por la 4T de las mujeres y las causas feministas.
Según Marcelo Ebrard, nuestra nación promueve una “política exterior feminista”, pero el canciller vive una realidad alterna donde le visten de Santa Claus. Incluso, el secretario pudo haber convencido a López Obrador de votar en contra de Irán y con ello se hubiera acercado un poco a la defensa de las mujeres, que buena falta le hace a su campaña adelantada rumbo a la Presidencia de México… Peor, López Obrador tiene a Claudia Sheinbaum como su corcholata favorita, pero el gobierno de la 4T carece de una política interna y externa acorde con salvaguardar el derecho de las mujeres.
Mal también todas las féminas que forman parte del gabinete de la Cuarta Transformación y que nada han dicho sobre la posición de México en el referido foro.
¿Algún comentario sobre la abstención de México y las atrocidades del gobierno iraní en contra de su población femenina? Sí, uno. Tan hipócrita como falso. El de Francisca E. Méndez, embajadora de la misión de México ante la ONU y organismos internacionales con sede en Ginebra: “la política feminista exterior de México es una oportunidad de comprometerse de forma activa y contribuir a la promoción de la equidad de género sustantiva.
La participación plena y efectiva de mujeres y niñas en la vida pública y en los procesos de tomas de decisiones es crucial para lograr una sociedad inclusiva y justa. Asegurando así que puedan gozar de forma plena los derechos humanos”. Sí, ajá.
POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
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