LA ENCERRONA

Musk, entre pájaros y elefantes

Es decir, para comunicarnos existen el WhatsApp o Telegram, para los transacciones de compra-venta de artículos, Facebook habilitó su “marketplace” y, para cuestiones “oficiales” y de corte político, Twitter se convirtió en la plataforma de mayor tráfico

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de México
Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace casi dos décadas, el 4 de febrero de 2004, daría inicio a una nueva era en las relaciones humanas. Más allá de la caída del muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría, el comienzo de la hegemonía estadounidense, la globalización económica y tratados de comercio internacionales cada vez más frecuentes, la llegada de Facebook a nuestras vidas es realmente lo que dieron inicio al nuevo siglo, al nuevo milenio y, claro, a la llegada de las (para algunos) “benditas” redes sociales.

En este sentido en la actualidad el contenido de la televisión, radio, periódicos, juntas de trabajo, reuniones sociales son a través de los dispositivos móviles (que fungen de puertos) y las redes sociales digitales se han vuelto el infinito océano para la interrelación humana, de tal manera que se han incrustado en nuestras actividades cotidianas, ya sea para ocio, trabajo, comunicación, información e incluso para hacer política.

Aunque sigue ocurriendo por las vías “tradicionales”, hoy cada vez es menos habitual observar un programa de televisión en el televisor, escuchar un programa de radio en las frecuencias FM o AM, leer un diario impreso, realizar una llamada telefónica, tener una reunión presencial u observar carteles y pendones colgados en los postes de las calles de nuestras ciudades promocionando a partidos políticos o candidatos.

Con el nacimiento de las redes sociales también se abrieron nichos de mercado en comunicación, en comercio y en política en la que cada actividad (podríamos decir) que le corresponde una red social. Es decir, para comunicarnos existen el WhatsApp o Telegram, para los transacciones de compra-venta de artículos, Facebook habilitó su “marketplace” y, para cuestiones “oficiales” y de corte político, Twitter se convirtió en la plataforma de mayor tráfico.

Así, el trinar del “pájaro azul” se convirtió en un espacio interconectado de políticos, instituciones, medios de comunicación y personas del “círculo rojo” político. Los ejemplos son vastos, desde aquel simple “Tenemos sismo” de Marcelo Ebrard cuando fue Jefe de Gobierno, mismo que fue viral por lo rápido que informó del movimiento telúrico como por su espontaneidad en la escritura; otra muestra son los tuits más elaborados como los de los políticos de Podemos, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, donde exponían cátedra de ciencia política; hasta llegar a los ejemplos bochornosos del presidente brasileño Bolsonaro quien insultaba a la gente diciendo que “Tenemos que dejar de ser un país de maricas”; pero quizá el uso más icónico de hacer política vía twitter sigue siendo Donald Trump y su sarta de vituperios durante todo su periodo presidencial.

Sin embargo, en twitter también existen millones de personas haciendo política sin ser un -político profesional de tiempo completo-. El caso más emblemático es su actual dueño, Elon Musk, quien ha prometido que Twitter será la red social con “mayor libertad de expresión”. Empero, a tan solo unos días de su más reciente compra, observamos el despido masivo de la mitad de los trabajadores, su intención por verificar a aquellos que paguen y su desvergonzado apoyo al Partido Republicano antes, durante y después de las elecciones intermedias, obvio rechazando las participaciones de usuarios que no coinciden con él. Con Musk al mando de twitter pasará exactamente lo contrario, menos libertad de expresión, mayor desinformación y más desigualdad en este espacio de comunicación e información expedita. Entre autos sin conductor, viajes a la luna, pájaros azules y elefantes rojos, estamos frente a la caída de una red social de gran valía.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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