Dónde están y en qué consisten los “estudios científicos” en que se basó la Fiscalía General de Morelos para que su titular Uriel Carmona diera a conocer como versión oficial que la joven Ariadna no fue asesinada y asegurara que mucho menos existen evidencias de feminicidio.
La Fiscalía no quiere hacer públicos los resultados de sus peritajes, ni los nombres de los “expertos” involucrados en las conclusiones de la necropsia a la víctima de feminicidio, con la que Carmona criminalizó a Ariadna al asegurar que murió por altos niveles de alcohol en su cuerpo y broncoaspiración.
Claudia Sheinbaum no se anduvo por las ramas y aseguró que es imposible que los científicos, si es que existieron en la investigación al cuerpo de Ariadna, no se hayan percatado de las lesiones presentadas a simple vista y acusó al fiscal de proteger al presunto asesino Rautel Astudillo para ocultar el feminicidio, pues de no haber sido atraída la investigación por la fiscalía de la ciudad de México el caso se hubiese cerrado.
Ante las acusaciones de la jefa de gobierno, el fiscal Carmona anunció que se abre una investigación sobre el feminicidio de la joven asesinada en un departamento de la Roma en Ciudad de México y su cuerpo tirado en Morelos. Sin embargo, la jefatura de gobierno evalúa si la Fiscalía General de la República puede atraer el caso porque la Fiscalía Anticorrupción de Morelos no puede ser juez y parte para investigar internamente todo lo relacionado a la carpeta con la que el fiscal Carmona sentó un mal precedente en la historia de las investigaciones.
Frente a la complicidad, como dice la jefa de gobierno, de Ulises Carmona con el autor material del crimen, éste se niega a dejar el cargo y también busca cerrar cualquier posibilidad de hacer públicos los “estudios científicos”. Las investigaciones si es que la FGR atrae el caso debe centrarse en los delitos que se cometieron en el caso de Ariadna y actuar contra los responsables.
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Ya casi a nadie conmueve, mucho menos a las autoridades de gobierno y de justicia, las trágicas historias de ejecuciones en el país. En un mar de información se perdió el terrible fin de Carmela, mamá buscadora, en Abasolo, Guanajuato.
Carmela, de 46 años, estaba muerta en vida. En 2019, su hija Leslie fue asesinada en Celaya. Poco después su hijo Osmar desapareció. Dejó todo y se dedicó a buscar a su muchacho hasta que un par de hombres se acercó a su casa, tocaron la puerta, abrió la madre de Carmela. Al acercarse para saber quién había tocado le dispararon a quemarropa.
El tejido social está muy podrido, los asesinos como los que actuaron en contra de Carmela cada vez son más jóvenes, cada vez hay más personas con sangre fría para asesinar por unos cuántos pesos contratados por criminales. Ya no nos indigna, pero debería de preocuparnos que la sociedad y sus integrantes que no matan, ni asesinan, que trabajan, pagan impuestos y tratan de educar a sus hijos, algo también se pudre en ellos porque se deshumanizan y normalizan lo que hace más de 15 años aterrorizaba. Ahora se reciben los casos convertidos en formación común y corriente y cotidiana.
Uppercut: Urge un operativo para revisar taxis en la ciudad de México, pues se estima que hasta siete de cada diez son piratas. Estos luego de que ayer oootra vez un taxista cambió la ruta a un par de mujeres que solicitaron sus servicios y que alcanzaron a liberarse de su yugo en el sur de la ciudad.
POR ALEJANDRO SÁNCHEZ
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