COLUMNA INVITADA

Lula y el avance de las izquierdas latinoamericanas

Apenas en junio pasado dedicaba este espacio para hablar del histórico triunfo de Gustavo Petro en Colombia

OPINIÓN

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Benjamín Robles Montoya / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Benjamín Robles Montoya / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Apenas en junio pasado dedicaba este espacio para hablar del histórico triunfo de Gustavo Petro en Colombia. Recordaba entonces los triunfos electorales de la izquierda en América Latina desde 2020, al tiempo que vaticinaba el triunfo de Luis Ignacio Lula da Silva en Brasil en las elecciones de octubre, lo que se confirmó el domingo pasado en segunda vuelta.

Aunque confieso que esperaba un triunfo mucho más holgado, lo más importante es que, una vez más, la derecha ha fracasado en sus estrategias de miedo, lodo, golpismo y hasta racismo (ahí están los deleznables ataques raciales en contra de la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez); pero el resultado en Brasil tiene una doble significación, pues además del triunfo electoral, es también un triunfo moral que reivindica a Lula y confirma que la persecución que lo llevó a la cárcel no fue más que una vulgar embestida conservadora, tan ruin y miserable como quienes la orquestaron.

Reitero mi convicción de que a pesar de algunos reveses, como sucedió en Uruguay y Ecuador, el avance de la izquierda en América Latina es resultado de la creciente conciencia de nuestros pueblos sobre la necesidad de transitar hacia una agenda con visión social y humanista, ante el innegable derrumbe de un sistema económico en decadencia cuya voracidad ha llevado a la gente a niveles insostenibles de desigualdad, estancamiento y deterioro de la calidad de vida, lo que se suma al descrédito, la corrupción, los excesos, la inmoralidad y en algunos casos hasta la estupidez de los gobiernos de derecha.

Esta inclinación hacia la izquierda en la región viene despertando el interés de analistas y académicos, muchos de los cuales no lo consideran un apoyo social a la izquierda per se, sino un apoyo a las oposiciones provocado por el descontento hacia oficialismos corruptos, ineptos e incapaces de mejorar la economía y las condiciones de vida de sus gobernados. Son lecturas interesantes, pero no debemos perder de vista la etapa de pandemia y la crisis económica derivada de ella; no cabe duda que la forma en que los gobiernos les hicieron frente ha sido decisiva en los resultados electorales desde 2020.

Con la victoria de Lula la izquierda gobernará 13 países de la región, (incluidas sus principales economías), mientras que 7 tendrán gobierno de centro-derecha, sin contar a Nayib Bukele en El Salvador, que parece navegar en el extravío ideológico, pero se muestra mucho más cercano a la derecha.

La nueva configuración política en el continente representa una gran oportunidad para el fortalecimiento de las relaciones entre nuestras naciones, así como para la consolidación de un frente común ante el difícil panorama que se vislumbra por los conflictos y tensiones bélicas, sus consecuencias económicas, así como por el pataleo de un sistema económico que, aunque debilitado, se niega a morir y busca a toda costa su propia supervivencia. Y, desde luego, ante la necesidad de un replanteamiento de las relaciones con Estados Unidos que vive hoy una gran polarización social en la que parecen cobrar fuerza sus expresiones más imperialistas.

POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA

COLABORADOR

@BENJAMINROBLESM

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