COLUMNA INVITADA

Alineación mundialista

La alineación del partido Morena para el 2024 va tomando forma, sin embargo

OPINIÓN

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Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La alineación del partido Morena para el 2024 va tomando forma, sin embargo, pareciera que, por una parte, hay conflictos en los vestidores y, por otra, el director técnico del equipo no guarda buena relación con algunos de sus jugadores. En la portería tenemos a un Mario Delgado, dirigente de Morena, que de repente comete los llamados osos de la semana. El mueve a su defensa y pega gritos, dependiendo el humor y las indicaciones desde el vestidor de parte del director técnico.

A, pero eso sí, le encanta antes y después de cada partido tomarse la foto con quien se deje, al final del día es un guardameta de momento y lo único que busca es permanecer bajo los tres palos mientras dure el juego. En la defensa, tenemos un central que mete la pierna muy fuerte, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Así como defiende, a veces también ataca y en ocasiones, sobre todo en los tiros de esquina, lo mandan a rematar, por aquello de que en un descuido meta un gol.

Es muy cercano al director técnico, incluso le llama hermano en los vestidores, pero la verdad es que el respetable no lo acaba de aceptar, sobre todo porque cuando pierde la cabeza tiene desplantes groseros para la afición. En la media cancha ha querido entrar a jugar el senador Ricardo Monreal, conocido también como “Monrris el indomable”, sin embargo, el director técnico lo tiene en la banca y nada más no lo va a dejar jugar. Por ello es por lo que se dice que de un momento a otro cambiara de equipo, pero lo que es seguro es que seguirá jugando.

No hay que perderlo de vista, ya que “Monrris” es canchero, y muchos entrenadores quisieran un jugador de su trayectoria y clase
para jugar la posición. Es probable que cambie de camiseta y juegue en otro equipo que le llegue al precio y que le prometa jugar toda la temporada de principio a fin.

En la delantera encontramos al canciller Marcelo Ebrard, quien fiel a su estilo, las juega de lujo, manda buenas triangulaciones y
cambios de juego de primera. Además, ya viene jugando hace tiempo con el director técnico y conoce sus mañas, promesas y dobles discursos, uno en los vestidores y otro para la afición.

El problema es que él quiere ser nombrado el balón de oro y eso no se ve tan claro hoy en día, por eso habrá que estar pendientes, ya que Ebrard sabe que el tiempo se acaba. Si las cosas no suceden como él quiere, seguramente algún otro equipo pudiera pretender su fichaje, dada su trayectoria, proyección internacional y, sobre todo, que es un jugador que siempre ha sido mesurado, lo cual le ha generado simpatía con una parte importante de la afición.

En la punta también encontramos al nueve natural creado por el director técnico, a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien goza de toda la confianza y simpatía de su mentor. Incluso, dentro y fuera del vestidor a pedido al equipo que se juegue en torno a ella y que se le pongan los pases necesarios para culminar con tan ansiado gol.

Detrás de todos estos jugadores no debemos perder de vista a la prensa aplaudidora que no se pierde una sola conferencia del director técnico, y que fieles a su estilo y para lo que fueron creados no le cuestionan nada. Ellos apoyan a su jugador favorito y polarizan no solo al interior del equipo sino con la afición, lo cual a la larga puede crear un conflicto interno. Y sino al tiempo.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

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