CUERPO Y ALMA

Hombricidio

El amor romántico es un problema de seguridad pública

OPINIÓN

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María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de México
María Elena Esparza Guevara / Cuerpo y Alma / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si me dieran mil pesos por cada vez que he escuchado a un hombre cuestionar por qué si existe el feminicidio no hay hombricidio, ya tendría muy buen capital para aprovechar los descuentos de este Buen Fin.

Pero me encuentro sin ese ahorro y también sin poder creer que todavía cueste tanto trabajo asumir en algunos espacios que la experiencia cualitativa y los datos duros demuestran que las mujeres son asesinadas por razones y en contextos distintos a los hombres. 

A las mujeres las mata su pareja o expareja en ocho de cada diez casos, de acuerdo con datos del Consejo Ciudadano de la CDMX; hay diez feminicidios cada día, según los registros el Gobierno Federal, y todavía muchas fiscalías locales tienen resistencia a clasificar el delito. Tenemos ejemplos aberrantes como el caso de Ariadna, que había sido descartado por la Fiscalía de Morelos a pesar de que la víctima murió por trauma múltiple y ese es uno de los siete criterios que establece el Código Penal Federal para tipificar los feminicidios.

A la confusión y ceguera institucional en algunos estados —destacadamente Nuevo León y Jalisco si observamos los más virales en lo que va del año—, se añade el juicio social a las víctimas. Ni la muerte las separa de las críticas por haber salido de fiesta, vestidas de tal forma o hasta cierta hora. Siempre castigadas por prejuicios basados en estereotipos y el mandato de portarse bien o pagar las consecuencias, por atroces que sean.

Y sí, también matan a muchos hombres. Pero los matan, mayormente, otros hombres y por razones distintas a las que se forman y deforman en el espacio privado. Dicen que del odio al amor hay un paso y tal parece que el camino también se recorre en un instante, fatal, en sentido contrario. 

El amor romántico es un problema de seguridad pública. Una investigación académica realizada sobre los últimos mensajes que feminicidas enviaron a sus víctimas encontró que antes de llegar al máximo grado de la violencia machista les enviaban mensajes como “te amo chiquita” o “perdóname”.

Por eso, cuando un hombre reclama la ausencia del hombricidio como delito asociado a un protocolo de investigación exhaustiva, ignora el problema de la desigualdad estructural en la que vivimos…. y morimos. 

Estamos a unos días del #25N y cabe la aclaración: que existan los feminicidios no le quita derechos a las otras víctimas de homicidios; negar su existencia desde un lugar de enunciación marcado por el ego no ayuda ni a unos, ni a otras.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
FUNDADORA DE OLA VIOLETA A.C.
@MAELENAESPARZA

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