Quienes se oponen a la Reforma Electoral seguramente no han tomado en cuenta el sentir de millones de mexicanos, pues grupos políticos que promovieron y financiaron la marcha del pasado domingo, ven en la iniciativa un riesgo a sus intereses económicos.
Lo lamentable, es que, mientras el grueso de la población vive con poco más de cinco mil pesos al mes, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, exigió 61 millones de pesos sólo para gastos de su oficina, a pesar de que su sueldo mensual es de 262 mil pesos, de acuerdo con la página web del instituto, cifras estratosféricas para un solo funcionario.
Por si fuera poco, cada consejero del INE nos cuesta a los contribuyentes cuatro millones y medio de pesos al año, mismos que se componen de sueldos, compensaciones, aguinaldo, prima vacacional y comidas, según datos periodísticos, privilegios que terminarían con la Reforma Electoral, por ser insultantes para un país como el nuestro.
Si lo anterior no es suficiente, comparemos al INE con algunos órganos electorales del mundo, cuya población es similar a la de México; por ejemplo, fuentes registran que, en 2021, nuestro instituto electoral gastó más de mil 300 millones de dólares, seguido por el Consejo Nacional Electoral de Colombia, que gastó en el mismo año, casi 250 millones de dólares, mientras que el Servicio Electoral de Chile obtuvo 115 millones de billetes verdes.
A pesar de ello, algunos niegan que el INE es uno de los órganos electorales más caros del mundo, y lo peor es que esto no ha garantizado que sea de los más eficientes, incluso, su titular ha sido señalado de haber perdido la imparcialidad que todo árbitro electoral está obligado a tener, quizá por ello, la propia encuesta del INE arroja que la mayoría de los mexicanos aprueba la transformación de este Instituto que atraviesa una profunda crisis de legitimidad y rechazo social.
Por ello, y para poner fin a los excesos de toda una elite electoral, brota de manera natural la iniciativa de reforma a la Constitución que, entre otras cosas, plantea reducir a siete el número de consejeros del INE; desaparecer los Órganos Públicos Locales Electorales (Oples) y el nuevo Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC) se haría cargo de las elecciones en todo el país.
De igual forma, se reduciría el número de diputados y senadores, ya que, resulta incongruente que en Estados Unidos, cuya población es de casi 332 millones de habitantes, tengan 435 representantes de los 50 estados, mientras que México tiene 500 diputados de las 32 entidades para una población de poco más de 130 millones de habitantes.
A grandes rasgos, la propuesta de reforma pondría un nuevo orden y revertiría el penoso déficit de confianza ciudadana que pesa sobre el actual Instituto Nacional Electoral y sus consejeros electorales.
POR JULIO CÉSAR MORENO
DIPUTADO FEDERAL DE MORENA
@JULIOC_MORENO
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