El Palacio de Bellas Artes fue la sede de la celebración del primer medio siglo de existencia de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) que, en esencia, mostró la consolidación de un proyecto artístico formal y convencional; es decir, con una organización y un modo de producción que en otros países se concretaron a mediados del siglo XX.
Podríamos decir que la CNT llegó un poco tarde a su meta; pero al fin lo logró. Tras largos años de buscar un proyecto artístico de largo plazo y, al mismo tiempo, la fundamentación jurídica de su permanencia, la agrupación alcanzó sus objetivos. Actualmente cuenta con el marco jurídico que la sustenta y también es ya uno de los grupos artísticos del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La compañía representa la tradición del teatro; con ella se han llevado a escena obras del teatro clásico griego, el siglo de oro español, el de la posguerra en el siglo XX y, desde luego, el de los grandes dramaturgos mexicanos.
Cuenta con un elenco estable estratificado que reconoce trayectorias, recupera la categoría de los primeros y las primeras actrices, y maneja directrices muy claras en relación con la dramaturgia que difunde a través de sus puestas en escena.
Aunque pasó por varias épocas, entre ellas una muy larga en la que solo era un membrete, la CNT se consolidó gracias al empeño de Luis de Tavira, uno de los grandes maestros del teatro en México. De Tavira se puso al servicio del quehacer teatral al enfocarse en la consolidación de la estructura de una compañía que funcionara verdaderamente como punta de lanza del quehacer escénico en México. Además, el director de escena, logró el apoyo del Estado mexicano para que los trabajadores del teatro tuvieran una seguridad y un reconocimiento dignos.
Luego de medio siglo de existencia y ya consolidada la parte convencional a la que aspira cualquier proyecto artístico, esperamos que la Compañía Nacional de Teatro no solo ofrezca con toda claridad y limpieza los discursos del arte escénico que forma parte de la tradición del teatro occiental, también que nos sorprenda con propuestas que arriesguen y den pauta a la experimentación de nuevos lenguajes que estén dirigidos a los jóvenes que nacieron con la Internet y manejan otras formas de comunicación y de percepción del mundo. Es decir, mantener viva la tradición sin perder de vista los retos que las nuevas realidades ponen al arte teatral.
La noche de la celebración del 50 aniversario de la Compañía Nacional de Teatro la comunidad teatral se reunió con especial entusiasmo a la conmemoración de la que es hoy la institución creativa de la escena más importante de México.
Estaban ahí, incluso, aquellos que se han manifestado en contra de la compañía y del apoyo que recibe del Estado, y que no han logrado generar un cuestionamiento que eche por tierra lo que la CNT ha logrado en términos de calidad artística en los últimos años.
Desde nuestro de punto de vista tener a una Compañía Nacional de Teatro no es un lujo, sino de primera necesidad para una nación; esperamos, en ese sentido, que el quehacer de la compañía no se centralice y se presente en los estados de la República, para que el mayor número de ciudadanos goce, como es su derecho, de las creaciones de directores, actores, escenógrafos, diseñadores de luz, tramoyistas, etcétera, que conforman el equipo de trabajo que produce el milagro del teatro. Un teatro desde nuestra mirada para entendernos mejor y posicionarnos con firmeza y una identidad fuerte en el mundo contemporáneo.
POR JUAN HERNÁNDEZ
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