En sus redes sociales, camaradas de muchos años, compañeros de lucha, amigas y amigos entrañables, invitan y anuncian que acudirán a la marcha del domingo. Son gente de principios, demócratas, a los que respeto. Pienso que José Woldenberg hará una defensa inteligente del INE, un discurso crítico del gobierno y autocrítico del Instituto. Ojalá, que sus palabras tomen distancia de las descalificaciones simplistas, que evadan las trampas de la polarización y sean un antídoto al odio que destila la plaza pública en estos días.
De esta marcha puede nacer una auténtica oposición, demócrata y pacífica al gobierno. El Presidente es el que más necesita contrincantes inteligentes y movilizados que rebasen a las burocracias partidarias. Una nueva oposición mejoraría el debate y por tanto, a la política.
Me preguntan: ¿Asistirás a la marcha del domingo para defender al INE? Mi respuesta es no.
Mis razones son simples y públicas. Primero, porque , aunque legitima, la marcha será utilizada como capital político de partidos y personajes que por años, diría décadas, obstaculizaron el avance de la democracia y el fortalecimiento de las autoridades electorales, hasta que las convirtieron en un botín político.
Segundo, el PRI, PAN y PRD utilizan al INE como escudo para esconder su desprestigio. Con el prestigio del INE quieren lavarse sus caras defendiéndolo. Su objetivo real es que no les reduzcan el financiamiento público.
Tercero, desde abril, AMLO envió su iniciativa de reforma electoral. Respecto al INE, diría que acertó en el diagnóstico, la integración de su consejo ejecutivo es un reparto entre partidos. Desde su creación, no hemos encontrado un método que evite esta circunstancia.
El Presidente propone básicamente tres cosas: disminuir los consejeros de 11 a 7; homologar sus cargos a una duración de seis año y elegirlos por voto de los ciudadanos. De aprobarse estas tres propuestas no destruirían al INE. La elección de consejeros sería un reto enorme, pero todos los aspectos técnicos tienen solución.
El INE puede ser austero. No me refiero a disminuir los sueldos de los consejeros, que sería bueno. Hablo de lo que ya es común escuchar entre los proveedores del Instituto: “lo quieres a precios normales o a precios INE.”
El ruido impide que se vea el cuadro completo. El problema no está en el INE, que al fin de cuentas es autoridad administrativa, sino en el TEPJF, que es la última instancia en esta materia. En el INE tienen una integración política, pero el reparto de espacios en el Tribunal es burdo. La máxima autoridad electoral está integrada por personajes cuestionables en todos los sentidos.
Escándalos, traiciones, corrupción, venta de favores. La autoridad electoral necesita urgentemente una buena revisada y corrección mayor. ¿Quién defiende al Tribunal Electoral? Nadie. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
Por Onel Ortíz Fragoso
@onelortiz
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