Vestía su traje sastre en el tono rosa pastel y su impecable peinado. Caminando en aquel color que la hizo sobresalir entre los más de 400 varones en el pleno del Congreso en el 2000, ella tomó la tribuna. Con palabra firme, comenzó a presentar la iniciativa de ley para crear el Instituto Nacional de las Mujeres. “El hombre proveedor y la mujer casera se desdibujan, las mujeres buscamos la equidad”, retumbó en el recinto. La voz de María Elena siempre había sido vibrante.
Nació en 1930 en Zamora, Michoacán. Ha sido militante de Acción Nacional desde 1957 y desde esa fecha, se ha distinguido en todas las responsabilidades que ha tenido, capacitadora, líder de las mujeres del PAN y escritora de libros invaluables. Fue diputada federal en cuatro ocasiones y senadora de la República. En una de las legislaturas, era común escuchar la frase “pregúntenle a María Elena” cuando se hablaba “temas de mujeres”.
Desde las filas de Acción Nacional, durante la LX Legislatura, se logró aumentar el número de diputadas en un espacio históricamente dominado por hombres, logró que después de 10 años se prohibiera solicitar un justificante que avalara no estar embarazada para poder acceder a un empleo. También se prohibió el despido hacia una mujer debido a su embarazo y se agregaron los permisos de paternidad en reconocimiento del derecho y responsabilidad que tienen los hombres a ejercer la crianza de sus hijas e hijos.
Los logros de Doña Elenita también sobresalen por su compromiso por la ética y sus anhelos por transformar la política de México hacia la honestidad, la transparencia y una austeridad que era aplicada honradamente.
El pasado 18 de octubre, en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN celebrábamos un momento histórico y simbólico para las mujeres de los últimos 65 años. Para las mujeres de 1957 y para las mujeres de 2022, rendimos homenaje a Doña Elenita Álvarez, una de las figuras en la historia de Acción Nacional que más orgullo nos ha hecho sentir.
Un homenaje a una de las mujeres que ha abierto camino para muchas otras; desde ese día, el antiguo patio de los naranjos fue resignificado y renombrado como “El patio de Doña Elenita”, donde permanecerá un busto que ha grabado su paso por este país para siempre.
Gracias a Doña Elenita, por su ejemplo y su lucha incansable por construir una sociedad democrática donde las diferencias de género no sean más una causa de inequidad, exclusión o discriminación. Por transitar con honradez y gran congruencia en la política mexicana, por ser ejemplo de cómo honrar y promover nuestra lucha y nuestra historia.
Con este mensaje le decimos que su lucha ha valido y seguirá valiendo la pena. A trabajar como ella para asumir con orgullo y responsabilidad ser las primeras, pero jamás las únicas.
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN