COLUMNA INVITADA

Don Luis, el demócrata

De la trinchera cívica pasó a la política, sin olvidar nunca los lazos profundos que deben unir a estas funciones

OPINIÓN

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Cecilia Romero / Colaboradora / Opinión El Heraldo de México
Cecilia Romero / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El sábado pasado, el Congreso de Chihuahua inscribió en letras doradas el nombre de Luis H. Álvarez en sus muros, como un homenaje a su vida y a su legado. En sus intervenciones, los legisladores y la gobernadora del estado destacaron la capacidad de diálogo, la militancia ciudadana, la búsqueda de acuerdos, la radicalidad de las convicciones y sobre todo, la vocación democrática de este gran mexicano.

Luis Héctor Álvarez nació en 1919, desde muy joven se interesó en el quehacer ciudadano y encabezó diversas asociaciones ganaderas y textiles y extendió su participación al campo social y cívico. Su ingreso a la política partidista fue realmente imprevisto, aunque totalmente lógico.

A invitación del fundador del PAN, Manuel Gómez Morin, aceptó la candidatura a gobernador de Chihuahua, en 1956. De la trinchera cívica pasó a la política, sin olvidar nunca los lazos profundos que deben unir a estas funciones para servir a la sociedad.

Luis Álvarez fue candidato presidencial en 1958. En 1983 contendió y ganó la presidencia municipal de Chihuahua. Posteriormente, fue presidente nacional del PAN, senador de la República, coordinador para el Diálogo y la Negociación en Chiapas y titular de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Un episodio de la vida de Don Luis, importante de resaltar, es la huelga de hambre que sostuvo por 40 días en 1986, en protesta por el fraude electoral. Esta huelga atrajo la atención de todo el país y trascendió nuestras fronteras.

La convicción democrática del ayunante suscitó reacciones de intelectuales, de opositores, de la Iglesia, de organismos internacionales. No se revirtió el fraude entonces, pero se sembró lo que sería la alternancia en el gobierno estatal seis años después.

Tuve el honor de formar parte del Comité Nacional del PAN que encabezó Don Luis, y de fungir como secretaria general los dos últimos años. Durante su gestión, vivimos la campaña presidencial de 1988, el reconocimiento de la primera gubernatura del PAN en Baja California, sucesivos triunfos electorales en estados y municipios. Inició la reestructuración a fondo del partido y la profesionalización de cuadros directivos.

Don Luis fue ‘pionero de la pluralidad’; en relación con el gobierno impulsó un diálogo firme y respetuoso, del que se obtuvieron avances como la aprobación de iniciativas en materia de educación, libertad religiosa, municipalismo y tenencia de la tierra, impulsadas desde siempre por el PAN, pero hasta entonces rechazadas por la mayoría gubernamental.

Hay mucho que decir y qué aprender de Don Luis Álvarez, pero en estos tiempos aciagos para la política, hay que enfatizar su convicción democrática porque, en palabras del propio Don Luis, "…la democracia no es un simple re - cuento perpetuo de sufragios, sino también, sobre todo, una forma de vida, congruente con la dignidad del hombre, para distribuir equitativa - mente el saber, el tener y el poder".

POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC

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