Arrancamos una semana hablando del bombazo en Salamanca. Cuánta maldad para envolver una bomba como si fuese un regalo de cumpleaños para el dueño del restaurante, quien, por cierto, lo festejaba allá en su bar guanajuatense.
Hoy, gracias a los mensajes de WhatsApp, por lo menos ya sabemos que: el repartidor que llevó el paquete bomba, desconocía el interior de la caja. Que, además, había recibido un pago por adelantado por la entrega, de manos de una mujer. Y que el pobre tenía apenas un año trabajando de manera independiente.
Este hombre sigue muy grave en un hospital de la ciudad donde ocurrió esta tragedia. Y claro, mantienen su identidad en el anonimato, ya que es un testigo clave de todo este embrollo. Imagínense que van y lo rematan.
De la mujer que le acompañaba nadie dice nada, aunque estaba menos herida. Y si ya de por sí son penosos los resultados de la investigación, lo que a mí se me hizo bastante feito es que la propia Fiscalía se deslinde y lave las manos. A qué me refiero. Que conocidos del hoy occiso, antes dueño del bar, aseguraron que “éste ya había recibido amenazas, y que precisamente las había reportado en la Fiscalía”.
Y la Fiscalía, ni tarda ni perezosa, en lugar de seguir en lo suyo, investigando a los malandros, salió a decir que no habían encontrado ninguna denuncia levantada al respecto.
Otro hecho inquietante, aunque arrancó la risa nerviosa de muchos en Cajeme, Sonora, fue la petición del líder de los comerciantes al crimen organizado: “una tregua de 10 días para que no haya ejecuciones ni actos violentos, en tanto se juegue la Copa Mundial de Beisbol Sub 23”.
Y dijo textual: “Un llamado a los entes que generan la violencia para que hagan una pausa, queremos dar una buena imagen mientras dure este torneo”. Joi joi joi.
Les apura la imagen que ofrecemos de México al mundo y no que se vayan a chutar a algún chavillo. Válgame. Incluso, la presidenta de Canaco obregonense, Ivonne Llamas, pidió a los malandros: “Que dejen de laborar durante estos 10 días, que tomen vacaciones, que nos permitan trabajar como nosotros sabemos, después del torneo tienen 340 días para seguir trabajando”.
Y claro, muchas opiniones críticas en Furnace cuando el gabinete de seguridad se presentó ante el Senado esta misma semana. La misma Secretaria Rosa Icela aclaró que el lema de “abrazos, no balazos”, NO quiere decir que estén inactivos, todo lo contrario.
Y aquí es donde tendríamos que reflexionar si acaso la guerra frontal contra el narco del Capitán Borolas en realidad hizo descender la violencia en el país o atizó más el fuego.
El problema de atacar el origen en las marcadas diferencias sociales es que no es una solución inmediata, y estamos más acostumbrados a castigar que a prevenir.
Tal vez en unos años se pueda ver el panorama completo de esta estrategia y algunos tendrán que recular y morderse la lengua.
POR FERNANDA TAPIA
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@TAPIAFERNANDA
MAAZ