COLUMNA INVITADA

La muerte y el presidente

La muerte nunca descansa. Anda por todos lados, a todas horas. Le gustan los hospitales y cuenta con la ayuda de las consecuencias del capricho presidencial

OPINIÓN

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Fernando Herrera / Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La muerte nunca descansa. Anda por todos lados, a todas horas. Le gustan los hospitales y cuenta con la ayuda de las consecuencias del capricho presidencial de concentrar la compra de medicinas e insumos en la Secretaría de Hacienda. Un escritor podría darle una nueva dimensión al realismo si sólo narrara la vida en los hospitales públicos. Un comentarista irregular como yo apenas puede esbozar tres escenas:

Escenario 1: Hospital General de Zona José María Morelos y Pavón, del Issste, ubicado en el oriente de la ciudad de México, Iztapalapa, la zona más pobre. Sábado 11 de setiembre, 2:15 de la madrugada:

Dos médicos internos de Urgencias recorren el hospital en busca de un tubo de muestra, para que en laboratorio puedan analizar la sangre del paciente herido de bala que acaba de llegar y urge operar… Pero en todo el hospital ¡no había tubos para las muestras de sangre!

Escenario 2: Hospital General de Zona 8 Dr. Gilberto Flores Izquierdo, del IMSS, ubicado en la delegación Álvaro Obregón, muy cerca de una de las zonas más ricas del país, el Pedregal de San Ángel. Domingo 12 de diciembre, 12:15, pasado meridiano:

En la sala de Urgencias hay seis pacientes tendidos. Enfermeros, médicos urgenciólogos, recepcionistas, personal de apoyo, hacen lo que pueden con lo que tienen a la mano. Hay quienes llevan toda la noche sin dormir porque les tocó una guardia pesada, pero mantienen una sonrisa para los enfermos…

En la recepción, un enfermero intenta tomar la presión del enfermo que está ingresando, pero el aparato no tiene pilas… ¡porque no hay pilas! Más allá, una doctora escribe a mano los datos del paciente y, muy cerca, otra teclea su informe en una máquina de escribir portátil, porque…¡no hay computadoras! Pero eso es administrativo. Lo grave viene después.

Dos de los pacientes presentan un cuadro de peritonitis, un hecho que no puede esperar pues con cada minuto que pasa aumenta el riesgo de muerte, pero en la zona de rayos equis hay una advertencia en letras bien grandes para que no haya dudas: “No hay servicio de Rayos X. No sirve el aparato”. Los médicos juegan en desventaja contra la muerte.

Lunes, 14 de septiembre: Los senadores de la República de manera unánime aprueban reformas a la Ley General de Salud que ordena a todo el sistema hospitalario público “brindar atención de urgencias médicas, independientemente de la derechohabiencia de las personas”.

Será nota para muchos medios de comunicación, pero el problema está en otro lado, en la falta de medicinas e insumos; y el causante, en Palacio Nacional. Al parecer, las amenazas cotidianas del presidente contra los medios de comunicación en su montaje mañanero han inhibido el olfato y el quehacer de los reporteros, los jefes de información, los directores y los dueños. No encuentro crónicas y reportajes del drama que están viviendo miles y miles de mexicanos.

La política de austeridad está costando vidas. Cada día más. Y en silencio.

POR FERNANDO HERRERA ÁVILA
VOCERO DEL PAN
@FHERRERAAVILA

MAAZ