NOTAS SIN PAUTA

Del Valle y el negocio (frustrado) al amparo de Gabriel

Un grupo de hombres que hasta hace poco tiempo pretendía ser el más poderoso de esta época terminó en la antesala de la experiencia penitenciaria

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Un grupo de hombres que hasta hace poco tiempo pretendía ser el más poderoso de esta época terminó en la antesala de la experiencia penitenciaria. Y el primero de ese grupo en caer fue Alejandro del Valle, el magnate que creyó podía privatizar los Programas del Bienestar, la política insignia sexenal.

Pocas veces se ve a un hombre de negocios enfrentar tantos y tan delicados problemas en tan poco tiempo como Del Valle a quien las cuentas no le cuadraron al contraer un crédito por 30 millones de dólares para adquirir un paquete accionario en Radiópolis que finalmente no pudo pagar.

En quiebra y fuera de operaciones la aerolínea Interjet, con la deuda por Radiópolis a cuestas, Del Valle confió en la realización de un gran negocio con el Banco del Bienestar y los centros integradores que alojarían cajeros automáticos por todo el país.

El contrato parecía ideal: instalar 13 mil 500 cajeros automáticos en igual número de centros de gobierno cada uno con consultorio médico, farmacia, servicios educativos y acceso a mesas receptoras de programas sociales donde además podrían realizarse hasta 40 trámites y contarían con internet gratuito para las comunidades pobres donde los edificarían.

Pero el proyecto de despliegue territorial de la 4T, semiprivatizado, no estaba dentro del Presupuesto de Egresos, carecía de marco legal, no aparecía en el Plan Nacional de Desarrollo… en síntesis, era el sueño guajiro de Alejandro del Valle y Gabriel García Hernández, un funcionario que a la firma del contrato ya había perdido el brillo que se le atribuyó en las primeras semanas, y solo entonces, de gobierno.

El intento de Del Valle no paró ahí. Quiso asociarse inicialmente con Carlos Cabal Peniche, el banquero que López Obrador señaló por patrocinar a Roberto Madrazo en 1994, es decir, el financiero de un proceso que detonó en una de las primeras y más legendarias resistencias lopezobradoristas contra el fraude electoral y, por si fuera poco, coprotagonista de su denuncia histórica, el Fobaproa.

Cabal Peniche le prometió 200 millones de dólares a Del Valle pero no le cumplió, una participación que era lo de menos frente a un contrato que, por imposible, terminó cancelándose. Del Valle no litigó. Gabriel García lo convenció de que podrían hacer los mismos centros pero con cargo al Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS). Eso implicaba exigir a los municipios terreno e internet, construir el centro con cargo al dicho fondo y de ahí, pagar una renta a Del Valle por cinco años.

Una vez más toparon con pared. El FAIS tiene reglas de operación y, cuando en Hacienda detectaron la maniobra cerraron el paso a la dupla Del Valle-García Hernández.

El asunto estaba en la Secretaría de la Función Pública y detonó en Palacio Nacional apenas pasado el 21 de junio, cuando al salir Irma Eréndira Sandoval, su relevo, Roberto Salcedo, llevó los casos pendientes al despacho. Todo se precipitó desde entonces contra el grupo de inversionistas amigos de García Hernández y contra él, quien debió dejar su cargo el 24 de junio. El 7 de julio, se dictó orden de aprehensión contra Cabal Peniche, por el mismo asunto de fraude genérico que hoy mantiene detenido a Del Valle y, el 8 de julio se dictó orden de aprehensión contra Miguel Alemán Magnani, socio de Del Valle en Radiópolis e Interjet, por delitos fiscales.

Hasta ahora se desconoce el avance de la investigación por el manejo ilegal que se le dio al FAIS, pero es claro que por ese y otros asuntos de corrupción ya observados por la Auditoría Superior de la Federación, de proceder como se debe, nada bueno le depara el futuro a Gabriel García, quien por ahora goza de fuero como senador.

Respecto a Del Valle, sobra decir que un gobierno poco proclive a la publicidad en medios, no planteaba el mejor escenario de negocio como para endeudarse por Radiópolis; que con un presidente que tiene un discurso contra el contratismo voraz y la corrupción era prácticamente imposible el abordaje de su política insignia sin un marco legal y que, empeñado como está en sacar el máximo jugo a la recaudación, no les condonaría adeudos fiscales.

Nunca fueron cercanos como hicieron creer en un principio… y al cuarteto aun le falta enfrentar varios asuntos pendientes de judicialización.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

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