DESDE AFUERA

Refugiados afganos y relación con EEUU

Hay quienes dicen que hay molestia por la retórica presuntamente izquierdista del gobierno mexicano, sus posturas energéticas, y el rechazo a la OEA

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La decisión de aceptar refugiados afganos es un claro y correcto intento del gobierno mexicano por marcar puntos con Estados Unidos, su poderoso vecino y principal socio comercial.

La recepción de refugiados por cuestiones humanitarias, y en este caso como casa, quizá temporal antes de su paso a EEUU, incluye a empleados afganos de periódicos estadounidenses como The New York Times, The Washington Post (y de acuerdo con una versión, The Wall Street Journal está a la espera) usualmente críticos del gobierno mexicano.

Ciertamente no se debe esperar que haya un cambio de línea editorial, pero anotarse puntos positivos con influyentes medios y, por tanto, con su gobierno no sólo es importante, sino parte de una relación complicada y hasta contradictoria.

Por un lado, hay quienes dicen que Estados Unidos, su gobierno y sus políticos están molestos por la retórica presuntamente izquierdista del gobierno mexicano, incluso sus posturas energéticas, el rechazo a la Organización de Estados Americanos (OEA) y su apoyo a Cuba.

Por otro, en Estados Unidos hay quienes recuerdan que el senador Marco Rubio, quizá el republicano más influyente en la política latinoamericana del país, considera que las tendencias del Presidente mexicano no son preocupantes, mientras recuerde que para tener éxito debe tener en cuenta los intereses estadounidenses. Ese parecería ser el caso.

El hecho es que la recepción de refugiados afganos compensa, aunque no elimina, la retórica de un sector político estadounidense, especialmente republicano, empeñado en mostrar a México como el origen de una buena parte de los males que aquejan a la sociedad estadounidense, en especial drogas y su obsesión recurrente: que los cárteles mexicanos del narcotráfico facilitan el paso a territorio estadounidense de terroristas enviados por grupos extremistas islámicos.

Cierto que EEUU es un país paranoico y uno de sus lemas podría ser que "hasta los paranoicos tienen enemigos reales", pero desde que esas teorías ganaron terreno a partir de las tesis de "infiltración" más provocativas y hasta ahora infundadas que hace más de 20 años presentó el entonces Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), no había sido más que un argumento para justificar peticiones de aumento en presupuesto y personal.

Donald Trump hizo de los peligros exportados desde México, sea migrantes o droga, un tema de campaña electoral. Algunos de sus argumentos fueron dirigidos a vincularse con grupos racistas o ultranacionalistas ahora importantes en el Partido Republicano y adoptados con entusiasmo por medios como la organización FOX.

Que las denuncias sean más retóricas que reales y sus orígenes sean sospechosos no les quitan resonancia. Por eso es importante que haya gestos, así sean periódicos, que recuerden que hay buena voluntad y que las dos naciones están en el mismo barco, así tengan desacuerdos permanentes.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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