DESDE AFUERA

Afganistán, Biden pierde-pierde

EEUU tiene retadores importantes en el horizonte que aprovecharán el impacto de sus decisiones, particularmente en Asia central

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La decisión estadounidense de retirar sus tropas de Afganistán y el casi inmediato desmoronamiento del gobierno y Ejército afganos resultan en buena parte, en un problema de política doméstica que afecta la imagen del presidente Joe Biden y añade una mancha a la reputación internacional de EEUU como aliado.

Biden se dirigió a los estadounidenses la tarde del lunes, esencialmente para asumir responsabilidad por la forma en que terminó el conflicto, pero también para repartir culpas, por la falta de planes del gobierno Donald Trump para poner en práctica su propia decisión de sacar las tropas estadounidenses de Afganistán, anunciada en febrero de 2020.

Para muchos, las imágenes del aeropuerto de Kabul hacen recordar las de la salida de Saigón, en 1975, cuando otro gobierno apoyado por Estados Unidos se desmoronó también, tan pronto las tropas estadounidenses dejaron el conflicto.

Cierto que el retorno del Talibán es una derrota: hace 20 años fue expulsado del gobierno afgano por EEUU y sus aliados.

Pero más allá de los esperados sufrimientos de los afganos bajo el Talibán y sus planes de restablecer un emirato islámico, las imágenes de Kabul tendrán un efecto negativo en la región y más allá.

Se trata, de entrada, de una nueva demostración de que EEUU no puede ser un aliado confiable debido a su naturaleza democrática. Sus intereses y necesidades de política doméstica siempre tendrán precedencia sobre los compromisos que hayan firmado con sus aliados externos. Al mismo tiempo, todavía es la potencia hegemónica y, pese a lo que se esperaba de Biden, retornó al hábito de decidir unilateralmente.

EEUU tiene retadores importantes en el horizonte que aprovecharán el impacto de sus decisiones, particularmente en Asia central. Por un lado, están Rusia y China, abiertos competidores estratégicos que buscarán explotar la forma en que se dieron las cosas en Afganistán y recordar que no es la primera vez que ocurre, aunque hay dudas respecto a su disposición a involucrarse con el nuevo gobierno Talibán.

Por otro, los aliados estadounidenses, como la Unión Europea, con intereses económicos y políticos propios que cuidar, y resienten la unilateralidad de la política y los mandatos impuestos por Washington.

En Asia, Japón y Corea del Sur han fortalecido sus propios establecimientos militares en parte como resultado de la política del presidente Trump, quien advirtió a sus aliados asiáticos y europeos que EEUU ya no estaba dispuesto a sufragar solos el costo de la defensa común.

Eso tuvo también un impacto negativo sobre Europa y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). La situación en Afganistán resulta pues un serio problema doméstico  para el gobierno de Biden e internacional para Estados Unidos.
Biden queda como un Presidente débil y con posibilidades de reelección dañadas, pero a sus casi 79 años, puede darse el lujo de cargar con la culpa.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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