Recientemente tuve la gran oportunidad de participar como experto (“EXPERT WITNESS”) en materia de Derecho Administrativo Mexicano y Derecho Ambiental Mexicano, en un Arbitraje Internacional. Además de la gran experiencia profesional que me significó, me permitió entender la importancia de brindar certeza jurídica a las inversiones, al tiempo de exigirles a éstas, transparencia y responsabilidad.
Es para mi indudable que Latinoamérica requiere una sólida y constante inversión extranjera para poder alcanzar en materia de infraestructura, objetivos que reduzcan la brecha con los países desarrollados. Nada es más deseable, que encontrar la oportunidad de establecer mecanismos de inversión que fomenten el desarrollo de regiones que, de otra manera, quedarían rezagadas en el concierto internacional.
Energía, petróleo, carreteras, minería, urbanismo, y muchos más, son sectores que pueden desarrollarse de manera acelerada, si además de las necesarias y deseables inversiones de carácter nacional, su adecuado fomento y apoyo, se encuentran vías para la generación de inversión fuera de las fronteras de nuestros países.
Para ello, las reglas deben ser claras, equitativas y, sobre todo, con puntuales mecanismos de solución en caso de posibles controversias. Sin embargo, contrario a lo que podría suponerse, la certeza en la inversión, no opera sólo en beneficio del inversionista, sino que favorece también, y quizá en mayor medida, a los países que logran establecerla.
Mientras más exista en el contexto nacional, una normatividad clara y, una aplicación de la ley justa e imparcial, más atractivos serán los países para atraer capital internacional. En este sentido, es innegable además, que ello permitirá exigir con firmeza que quienes inviertan, lo hagan con responsabilidad, en cabal cumplimiento de las reglas previamente impuestas y siempre en búsqueda de beneficiar con empleo, generación de inversión indirecta, y responsabilidad social, a los países donde han decidido hacer una apuesta.
Latinoamérica debe actuar con astucia y entender con rapidez, que el mundo globalizado de hoy presenta muchas más oportunidades que amenazas. Las ventajas de atraer con mecanismos apropiados el capital foráneo, son mucho mayores que los aparentes beneficios de obstaculizarlo.
Del mismo modo, quienes invierten en un país que no es el suyo, adquieren la responsabilidad de desarrollar sus proyectos con visión en un futuro compartido con el país al que han apostado, cumpliendo sus objetivos alineados con las reglas que de manera previa le fueron impuestas, y en igualdad de circunstancias con las obligaciones normativas de quienes invierten localmente.
El puntual seguimiento de la ley es un camino de doble vía. Se debe cumplir por parte de quién se obliga a seguirla, y también por quien se encarga de hacer cumplirla. Ello brinda certeza para los que aportan su capital, prestigio para los países que lo reciben y desarrollo sostenible para todos.
POR MANUEL MERCADO BÉJAR
COLABORADOR
@manuelmercadob
dza