Cada cierto tiempo, casi ya como hábito, un due dilligencees conducido sobre los procesos, las finanzas, el gobierno corporativo y las perspectivas del Grupo Financiero Monex. Cada cierto tiempo, también, ese proceso deriva en que un cheque es presentado ante el consejo de administración para adquirir a este grupo mexicano. Y cada cierto tiempo, inequívocamente por lo menos hasta ahora, la oferta es rechazada. La razón es sencilla: Héctor Lagos no ha querido vender el grupo que creó y que representa probablemente el más sofisticado espacio financiero de capital mexicano orientado a facilitar el comercio exterior de las empresas mexicanas.
No es cualquier cosa lo que logró Lagos. Su banco nació en plena época de control de cambios, cuando el peso estaba asociado a un valor fijo ante el dólar. Monex perteneció a una camada de instituciones que facilitó la inclusión de México en las primeras etapas de nuestra internacionalización, y que creció con la incorporación del país al GATT y luego con la integración norteamericana del TLCAN. Así, los cambios de divisas para empresas, las transferencias internacionales y las coberturas de riesgo cambiario se volvieron cosa común y Monex se constituyó en el espacio natural, mexicano, para la globalización de empresas y productos.
Monex es el grupo financiero nacional con mayor presencia internacional. Probablemente el único. Su banco tiene oficinas en Singapur, Luxemburgo, Reino Unido, España, Canadá, EUA y Holanda. Esas oficinas facilitan una transaccionalidad continua. El banco no da servicio a individuos, pero ha sabido desarrollar una metodología de cercanía a personas quienes, en las empresas de comercio exterior, requieren asesoría y cercanía con su banquero.
De hecho, su transformación tecnológica va a la par de lo que estamos viendo en toda la industria, con la banca digital avasalladoramente llegando a cada transacción. Sin embargo, eso no ha impedido que en un sinfín de transacciones los tesoreros y administradores financieros elijan estar cerca del ejecutivo bancario para recibir un toque humano en todo momento.
Ahora Monex se está renovando. Su identidad de marca ha cambiado para un color azul más contundente, un ideograma con mayúsculas y una mirilla central que evoca cómo, a partir de un instrumento financiero simple, es posible abrir una ventana a todo el mundo. Esta renovación fue encabezada por el propio Lagos y por Mauricio Naranjo, el director general del grupo, un experimentado ejecutivo con amplio conocimiento del sistema financiero nacional y mucha estrategia para solidificar a su grupo en el plano internacional.
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Los teléfonos Galaxy Z Fold3 y Galaxy Z Flip3, presentados la semana pasada, generaron consenso: todas sus mejoras son notorias y se posicionarán con solidez en el mercado.
POR CARLOS MOTA
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