Tras el proceso, su pieza queda protegida y encriptada, garantizando tanto su autenticidad como su autoría.
Una vez convertida en arte criptográfico, su obra cambia a un activo digital alojado en una cadena de bloques inimitable que se pueden comprar con criptomonedas como el bitcoin, el ethereum, el doge o el tezos.
El criptoarte ofrece una solución a la amenaza que enfrentan los artistas cuando su obra de arte es copiada. Es básicamente arte -no siempre digital, que recibe una firma única en el blockchain que confirma que es única y limitada en cantidad, al igual que una obra de arte original. Después se vende o subasta por criptomonedas y luego se transfiere al comprador, por lo que éste posee una obra de arte original. Pueden existir más ediciones de una pieza y algunas veces hay solo ediciones únicas, como en el caso de una pintura al óleo. Sin embargo, la diferencia es la firma digital.
Cuando una persona adquiere una pieza de criptoarte, está comprando algo no material. Es decir, no es una obra que podría obtener en una galería o feria de arte. Para algunos críticos de arte resulta incomprensible adquirir una obra de arte que no se puede tocar. Mientras que otros, opinan que el criptoarte constituye un mercado mucho más transparente que el clásico que se presta para falsificaciones.
Recientemente, Christie’s vendió Everydays: The First 5000 days, un mosaico de imágenes realizado por el artista británico Mike Winkelmann, conocido como “Beeple”. La pieza alcanzó los 69.3 millones de dólares, el tercer precio más alto logrado en subasta por un artista vivo.
Everydays: The First 5000 days es una obra de arte virtual autentificada por la tecnología NFT. Los NFT, llamados así por su acrónimo en inglés “Non-Fungible Token”, son archivos digitales encriptados y autentificados con tecnología blockchain. Al igual que sucede con las criptomonedas, los NFT tienen una firma digital única lo cual permite por primera vez en la historia que pueda comprobarse su propiedad y que por lo tanto el arte digital sea coleccionable a pesar de su inmaterialidad.
Nuestro país es el primero en América Latina que vende en una subasta una pieza de NFT. Viva se vendió el pasado 24 de junio en una subasta organizada por Morton Casa de Subastas, con un precio de salida de 35 mil pesos, la obra alcanzó casi el triple del valor de puja inicial.
Producida por el artista Juan Carlos de Valle (Ciudad de México 1975), la obra física a partir de la cual se originó Viva, es una pieza compuesta a partir de materia que fue intervenida por el artista y no existe más. Sin embargo, en su composición original Viva posee densos empastes que sugieren un corazón, como un guiño a la vida en tiempos en los que el miedo y la muerte se empeñan en prevalecer y como un homenaje a la pintura, la cual trasciende en un latido infinito.
La obra tiene debajo del lienzo una característica muy especial, pues el color rojo de la forma en corazón que posee la composición sube y baja como las palpitaciones humanas. Viva fue concebida para existir y palpitar para siempre en el espacio digital En palabras del propio artista “Transformar Viva en código encriptado fue simplemente continuar explorando el soporte y la tecnología”.
POR BERNARDO NOVAL
CEO MUST WANTED GROUP
@BERNIENOVAL
@MUSTWANTEDG
dza