Entre los relatos que más me llamaron la atención en mi visita esta semana al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles de Santa Lucía estuvo que el general Gustavo Vallejo ha recibido al menos dos amenazas de muerte durante su construcción. El general no especificó quién le amenazó, pero los hechos parecen haber ocurrido en la época en la que se tomó la decisión de adquirir los materiales de construcción a precios sin inflar y cuando los militares tomaron el control de la procura y la logística de la obra.
El general Vallejo relata dos problemáticas principales que ha tenido la construcción del Aeropuerto. Una ha sido el comportamiento mafioso que sostuvieron varios líderes del Sindicato Libertad, quienes realmente mandaban en la construcción del Aeropuerto de Texcoco. De ellos dependía si se abrían o no las puertas a los camiones de volteo; en qué horarios operaba la construcción; y a qué precios se entregaba el material en la obra. Pero el Ejército cambió todo eso: ahora los militares controlan accesos y pagan precios no inflados. La tonelada de arena, por ejemplo, es comprada actualmente a un precio de alrededor de $250 a $300 pesos, mientras que los sindicatos la solían vender en tres veces ese precio; es decir, casi $900.
Honor a los militares por AIFA
Y la otra gran problemática es la enorme burocracia del gobierno. El general Vallejo relata que el aparato gubernamental ha inundado de requisitos cada decisión que toman en la construcción. Hasta los huesos de mamut hallados derivaron en una cantidad enorme de implicaciones por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En el colmo de la burocracia, hasta para la utilización de las letras gigantes de colores que solemos ver en todas las ciudades en las antesalas de las terminales aeroportuarias se requirió la firma de convenios entre el Ejército y las autoridades turísticas. De ahí que el acuerdo del Presidente le diera estatus de “seguridad nacional” a esta obra.
En alguna medida los militares vivieron en carne propia lo que la iniciativa privada vive todos los días: un sistema de mil tentáculos que ahoga con requisitos insulsos cualquier emprendimiento, al punto de parecer un monstruo extorsionador, que unas veces opera desde el aparato público, y otras desde las mafias sindicales o de representaciones gremiales. El punto es obstaculizar y sacar dinero por todo. Y contra eso el Ejército también ha tenido que luchar con esta construcción.
AT&T
La empresa que encabeza Mónica Aspe arrancó ayer el despliegue de su red 5G en el país, y anunció una estrategia a tres años para llegar a las ciudades más importantes. También inauguró un laboratorio de Innovación 5G, que servirá sobre todo para probar esta tecnología en aplicaciones industriales. La firma destinará Dlls. $100 mil para incubar proyectos en dicho laboratorio.
POR CARLOS MOTA
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