COLUMNA INVITADA

México: su compromiso con la Comunidad Iberoamericana y la elección del secretario general de la Segib

La figura del secretario general iberoamericano es una posición de alta responsabilidad. Más que cumplir una tarea política, se encarga de la operación e implementación de los programas de cooperación adoptados en las cumbres y desarrollados a través de los planes de acción

OPINIÓN

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Maximiliano Reyes Zúñiga / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

México tiene un compromiso y experiencia de larga data en el espacio iberoamericano. Junto con España, fue cofundador de las cumbres iberoamericanas en Guadalajara, en 1991, en donde celebramos los 500 años del encuentro entre dos mundos. En esa ocasión se consolidó el concepto iniciado en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial de crear una Comunidad Iberoamericana que integrara a 22 países de habla hispana y portuguesa a ambos lados del Atlántico.

Hoy día, la arquitectura iberoamericana cuenta con la Conferencia Iberoamericana, que es el foro de diálogo permanente al más alto nivel de jefes de Estado y de Gobierno, y además tiene la Secretaría de Cooperación, que mejora la articulación de proyectos entre los 22 países que compartimos historia, cultura y lengua. A la cabeza, está la Secretaría General Iberoamericana (Segib), que se encarga de dar seguimiento a los compromisos adoptados en las cumbres y facilitar la coordinación con los organismos iberoamericanos. Los países miembros aportan cuotas establecidas según su capacidad; las mayores contribuciones provienen de España, Brasil y México.

Ante la conclusión anticipada de la secretaria general, Rebeca Grynspan de Costa Rica, desde septiembre se inició la búsqueda del consenso necesario para elegir a su sucesor. México ha mantenido una política de Estado hacia la Segib como parte de su compromiso con el fortalecimiento institucional de este invaluable espacio multilateral de cooperación y concertación. Por ese motivo, nuestro país ha participado activamente en la conformación del consenso para elegir al mejor candidato posible para dirigir los trabajos de la Secretaría General.

México –y varios otros gobiernos– coinciden en que el canciller de Guatemala, Emb. Pedro Brolo Vila, es quien cuenta con el perfil adecuado para encabezar una Secretaría General renovada y comprometida con la cooperación. Es preciso un cambio generacional que refleje también la realidad demográfica de nuestro espacio. El embajador Brolo, además de su experiencia gubernamental, ha tenido una trayectoria empresarial propia. Su conocimiento de las tecnologías digitales y su sensibilidad al porvenir de una región aquejada por las grandes problemáticas de la migración forzada, la pobreza y los efectos del cambio climático, lo colocan en una posición ideal para encaminar los esfuerzos de la Segib en consonancia con la Agenda 2030.

Ante las crecientes restricciones presupuestales, el próximo secretario general requiere de un perfil adecuado a las circunstancias actuales. Este debe ser una figura conciliadora y concertadora de las voluntades de los gobiernos para implementar los programas en curso y aportar soluciones a los efectos socioeconómicos de la pandemia, que en particular ha golpeado al segmento más joven en nuestros países. Tendrá la responsabilidad de buscar fuentes alternativas de financiamiento, así como de un manejo eficiente de la tecnología y herramientas digitales, todo en beneficio de la cooperación que facilite y complemente la recuperación económica pospandemia en Iberoamérica.

La figura del secretario general iberoamericano es una posición de alta responsabilidad. Más que cumplir una tarea política, se encarga de la operación e implementación de los programas de cooperación adoptados en las cumbres y desarrollados a través de los planes de acción. Dada la relevancia que México otorga a este organismo, nuestro país no puede ser omiso y debe procurar el candidato idóneo para el puesto.

POR MAXIMILIANO REYES ZÚÑIGA
SUBSECRETARIO PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE. SRE

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