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Sector financiero: ¿líder climático?

Esa área podría y debería asumir un papel clave para liderar la transición hacia la sostenibilidad

OPINIÓN

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Esta semana se publicaron varios informes que documentan la doble crisis existencial de pérdida acelerada de biodiversidad y de aumento de la temperatura planetaria. Según uno de WWF, hemos perdido dos terceras partes de la vida silvestre en menos de 50 años. Otro reporte de la ONU concluye que se necesitarían 1.7 planetas Tierra para regenerar recursos biológicos utilizados por la humanidad sólo entre 2011 y 2016. A esto se suman imágenes apocalípticas de los incendios en California que en apenas unas semanas consumieron los bosques en una extensión equivalente al estado de Connecticut. Paralelamente, el número de huracanes y ciclones tropicales, sólo en el Atlántico y en lo que va del año, ha alcanzado un nuevo récord, con costos que rebasan los 22 mil millones de dólares.

Es claro que la causa de esta doble crisis es un modelo de desarrollo económico que ha excluido a la naturaleza. Mientras ésta ofrece servicios por 1.2 billones de dólares anuales, o 10 por ciento del valor de la economía mundial, anualmente, los subsidios gubernamentales a los combustibles fósiles ascienden a 5.2 billones de dólares, y los ofrecidos a la producción agropecuaria, fuente de una cuarta parte de las emisiones de carbono y del grueso de la deforestación, alcanzan los 700 mil millones de dólares.

El sector financiero podría y debería asumir un papel protagónico para liderar la transición hacia la sostenibilidad, no tanto por consideraciones morales, sino por interés propio. Hoy, el mercado global de capital moviliza recursos por 300 billones de dólares, por lo que sus decisiones pueden revertir tendencias actuales. Además del riesgo reputacional y legal, el impacto físico a inversiones financieras está siendo real. En la última década se han perdido 63 mmdd anuales por incendios o inundaciones, esto contando sólo los eventos cubiertos por un seguro. Los cambios en las actitudes de los inversionistas más jóvenes en los fondos de pensión están llevando a que gigantes como Blackrock hoy desinvierta de operaciones de carbón. Este año desaprobó a más de 50 empresas, incluyendo a Chevron y ExxonMobil, por la falta de avances en materia climática.

El riesgo de la inacción frente a la transición hacia la sostenibilidad es uno que ya están atendiendo empresas como British Petroleum y Shell, al desinvertir en sus activos petroleros, que serán obsoletos, y ampliando sus negocios asociados a energías renovables. La salida de ExxonMobil del Dow Jones, por su acelerada pérdida de valor frente a empresas como Apple y Tesla, marca otro hito en esta transición. En la industria alimentaria, la deforestación a lo largo de la cadena de suministro ya empieza a considerarse un alto riesgo. En México, nuestra atención se ha centrado en las acciones del gobierno, que está asumiendo enormes riesgos de dejar a Pemex, a CFE e incluso al futuro Tren Maya con activos varados. Es hora de exigir al sector financiero, en especial a los fondos de pensión, que sus decisiones reduzcan los riesgos asociados a la pérdida de biodiversidad y cambio climático en nuestro país. 

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POR ISABEL STUDER
*DIRECTORA DE SOSTENIBILIDAD GLOBAL
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