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¡Me gané la rifa!

Sí, señoras y señores ¡me lo gané! soy uno de los muy afortunados ganadores del sorteo especial 235 de la Lotería Nacional

OPINIÓN

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No lo podía creer, hablé con algunos amigos cercanos para que me ayudaran a tranquilizarme, desde luego que no me creyeron a la primera, pero después me ayudaron a verificar que fuera cierto y me convencieron de que debía compartir esta alegría con la mayor cantidad de gente que pudiera, así es que decidí escribirlo.

Sí, señoras y señores ¡me lo gané! soy uno de los muy afortunados ganadores del sorteo especial 235 de la Lotería Nacional, conmemorativo del avión presidencial del pasado 15 de septiembre.

Desde esa mañana de sábado de agosto pasado, cuando pasé por un expendio de lotería a la vuelta de mi casa, pensé que aunque no me ganara nada debería guardar este recuerdo de algo que pasa solo cada 100 años, para contárselo a alguien en el futuro: la rifa de un avión presidencial.

Es mucho dinero, es cierto, pero a todos debería pasarnos algo como esto al menos una vez en la vida. Si pudieron verme junto a Brenda Peña la noche del 15 de septiembre haciendo la transmisión especial de la ceremonia del Grito de Independencia desde el Zócalo de la Ciudad de México por el Heraldo Televisión, podrán haberse dado cuenta  de lo feliz que estaba sin poder disimularlo.

¿Y el cachito… cuál cachito? no necesitaba comprar uno, yo me saqué la lotería porque a partir de esa rifa, ahora sí, ya no faltará un sólo medicamento oncológico para ningún niño con cáncer, que se acabarán los reclamos del personal médico por falta de equipo y que por fin quedarán terminados todos esos hospitales que quedaron en obra negra en administraciones anteriores, me llena de orgullo. Era lo único que nos faltaba: deshacernos de ese último símbolo de corrupción, pero por fin lo logramos. Ya no hay excusas.

Por eso estoy tan contento, por eso me siento tan afortunado de vivir en un país que después de todo esto está a un paso de contar con un sistema de salud como el de Canadá o el de los países nórdicos. Un país lleno de magia y de fantasía en donde la gente más pobre es capaz de quedarse sin comer una semana para comprar un billete de lotería para la rifa de un avión que no se rifó.

Donde el director de la Lotería, Ernesto Prieto, llora en pleno discurso conmovido porque según él “hemos acabado con un símbolo de la desigualdad, la corrupción, los lujos y los excesos” o donde la Secretaria de Gobernación  Olga Sánchez Cordero compara la venta de cachitos del avión con las entregas de gallinas y argollas matrimoniales del pueblo en los años 30 para consumar la expropiación petrolera.

No importa, el consuelo que me queda es que si con todo este esfuerzo sobrehumano del pueblo bueno y sabio no se logra consolidar un sistema de salud de primer mundo, todavía nos queda el avión presidencial y sus más de 3 mil toneladas que permanece arrumbado en el hangar presidencial y que podemos volver a rifar y a pagar a costillas del pueblo las veces que haga falta.

¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano? [nota_relacionada id=1244203]

POR JORGE AVILÉS VÁZQUEZ 

JORGEAVILESVAZQUEZ@GMAIL.COM

@CALLODEHACHA

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