El martes 3 de noviembre se disiparán las dudas. Los norteamericanos elegirán al próximo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump o Joe Biden. Las Convenciones demócrata y republicana se han desarrollado por vía virtual, y ambos candidatos han sido formalmente nominados. Las cartas están echadas.
El sistema electoral de Estados Unidos es diferente al de México. La elección por medio del Colegio Electoral hace más complicado prever el resultado, aunque para los entendidos probablemente sea más sencillo. Obtener la mayoría de votos no significa ganar la Presidencia; hace cuatro años, Hilary Clinton obtuvo más votos que Donald Trump, pero él obtuvo la mayoría en el Colegio Electoral.
El Presidente Trump llegó a la Convención Republicana con las encuestas en contra, como hace cuatro años. En su discurso de aceptación ofreció avanzar en el cumplimiento de la Plataforma que presentó entonces. Atacó a los demócratas calificándolos de ‘izquierda radical’, y a Biden de ‘socialista’. Ofreció apoyo a las fuerzas del orden, recorte de impuestos, estímulos fiscales, restricciones a la migración.
Pronunció su larguísimo discurso desde un balcón de la Casa Blanca, algo inusitado en la política mexicana.
Biden por su parte, político de larga data, eligió a una mujer – Kamala Harris – como su compañera de fórmula. Es un demócrata moderado que busca atraer al ala moderada de los republicanos. El Plan Biden para la Presidencia plantea fortalecer el compromiso con la justicia, oportunidades educativas para todos, eliminación de las disparidades raciales y reducción de la violencia.
La base electoral de Trump ha sido reforzada durante su mandato presidencial, la de Biden se compone mayoritariamente de los detractores de Trump. La competencia se ve reñida, dominada por una gran polarización y con reducido número de indecisos. Lo que suceda en las próximas nueve semanas puede inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Un elemento que seguramente pesará en la definición del electorado es el de las recientes manifestaciones antirracistas en protesta por los ataques a personas de raza negra y la reacción que ante ellas han tenido, y tendrán, los candidatos.
[nota_relacionada id=1217925]La imponente manifestación del pasado 28 de agosto, para recordar el 57 aniversario de la Marcha sobre Washington, evidencia que el sueño de Martin Luther King, expresado en su memorable discurso en esa ocasión, no se ha cumplido. El reciente asesinato de George Floyd, y el ataque a balazos contra Jacob Blake son muestra clara de que el racismo es una herida abierta que clama justicia.
‘Yo tengo un sueño de que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo: Creemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales’. La decisión de sueño puede ser la diferencia entre ganar o perder la Presidencia del país más poderoso del mundo.
(I) https://youtu.be/q_AoP5izcQs
POR CECILIA ROMERO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC
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